CULTURA

Góngora contra Quevedo: Hasta la muerte y más allá

La famosa rivalidad de los escritores ha dejado huella en la cultura popular

Retratos de Quevedo y Góngora de Antonio Bujalance y Antonio Povedano ABC

En una esquina del ring se sitúa el maestro del culteranismo: don Luis de Góngora y Argote , cordobés. En la otra, con lentes sin patillas y cruz de Santiago en la pechera, el mayor exponente del conceptismo: el madrileño don Francisco de Quevedo y Villegas . Nacidos ambos en el XVI ; fallecidos en el XVII . Enemigos feroces durante más de dos décadas, aunque eso tal vez sea falso . Errado porque el ring de este combate literario no se limitó a los estrechos márgenes de la finitud biológica. La realidad es otra bien distinta y apunta a que aún hoy, en los tiempos 2.0, su encarnizada batalla pervive en los irónicos confines de la cultura popular.

Basta para comprobarlo darse un ocioso garbeo por Twitter . Porque es allí donde a diario, sin pausa, se recrudece la vieja enemistad. La protagonizan las versiones 2.0 de ambos, que se anuncian bajo los avatar @Gongora_Revixit y @QuebeboVillegas (quebebo, por esa afición suya al tintorro). ¿Y qué se escriben estos señores presuntamente llegados del ayer de la España imperial? Pues, por ser francos, de todo menos lindezas . Insultos gruesos a días y rimados cuando la ocasión lo merece. Mezclados siempre, eso sí, con la realidad del siglo XXI, con sus escurridizos «messis» y sus acrobáticos «cristianos», pero sin perder de vista ni el castellano del Siglo de Oro ni el origen de su justa poética .

Con sólo echar un vistazo a la «bio» de cada perfil se define el asunto. «Todo es culpa de Quevedo, él puso de moda la chabacanería y la ignorancia », se lee en la de @Góngora_Revixit. Mientras que @QuebeboVillegas remata con media verónica envenenada diciendo que «el Siglo de Oro iba para Diamante pero Góngora nos jodió la media ». El golazo de chilena de Ronaldo frente a la Juve le vale al perfil del autor de «El Buscón» para decir que para buen gol «el que nos metió Góngora con su poesía». Sin que el Góngora tuitero se corte un pelo al acusar en plena Semana Santa a Quevedo de ser un « asesino de torrijas » por su histórica panza. El autor de las «Soledades», reflexivo en ocasiones, también reconocía esta semana con cierta desazón que Doña Letiza es gongorina y su suegra, Doña Sofía, quevediana , por lo que la «tragedia» se veía venir. Humor como se ve en buenas dosis y sin olvidar nunca al histórico enemigo.

La rivalidad de ambos ha llegado a Youtube ABC

El viejo duelo reverdece así en las redes sociales, con miles de seguidores en cada bando. Y esa admiración por estos clásicos y su resucitada disputa quizá provenga de que han sido bálsamo para los oídos de los alumnos de Secundaria durante décadas. Es decir, que entre los comentarios de texto y las arduas explicaciones sobre culteranismo y conceptismo se ha metido como un ventarrón vital y fresco la pelea poética que Góngora y Quevedo protagonizaron -tú me llamas narigón y adicto a los naipes y yo te llamo cojintranco y borracho- desde que en el año del Señor de 1601 se cruzaron sus destinos en Valladolid y empezaron a lanzarse versos satíricos.

Don Luis era por entonces un cuarentón y exitoso poeta y clérigo, aunque aficionado ya, según cuentan las crónicas oscuras, a la baraja y el dispendio; don Francisco, un veinteañero estudiante de Teología que encontró en el sacerdote y vate cordobés una buena diana para afilar su dardo. Hasta Madrid se trasladó luego esta contienda, hasta lo que hoy se conoce como Barrio de las Letras . Allí cuenta el historiador Jesús Callejo que Quevedo, en su veneno pertinaz, llegó incluso a desahuciar a un viejo y renqueante Góngora al adquirir un edificio en el que el cordobés vivía realquilado tras mucho derroche. Hoy esa vía, ironías del destino, se llama Francisco de Quevedo sin que por ahora en el Madrid de Carmena se haya decidido ir en contra de la placa que recuerda al presunto desahuciador.

Numerosos recuerdos de este largo enfrentamiento quedan también en la red de vídeos YouTube. Los adolescentes, quizá por lo que antes se decía de que en esta refriega encuentran alivio frente a cántigas y madrigales, son ahí los principales protagonistas. Teatralizan a menudo con sombrerazo y bigotillo a los poetas y recitan sus rimas más hirientes con histrionismo desenfadado . Se divierten con el Siglo de Oro, o al menos con su malvada trastienda. Otros chicos, sin tanto teatro, analizan lo que Góngora y Quevedo se dijeron uno al otro y no dudan en colocar a los egregios poetas como precedente de esas confrontaciones raperas conocidas como « peleas de gallos ». Los hay también más sobrios, por supuesto; aficionados a las letras que a través de dibujos simpáticos recrean el afamado duelo.

Un sello de Gallego y Rey con ambos personajes ABC

En la propia plataforma You Tube hay además la opción de encontrar algún bocado mucho más riguroso. Por ejemplo, la película «Góngora brillante oscuridad», que, dirigida por Miguel Ángel Entrenas , se inspira en una obra teatral escrita a comienzos del siglo XXI por el desaparecido dramaturgo Francisco Benítez y por el poeta Carlos Clementson. Muestra esta producción a un Góngora más vitalista y terrenal que lo que retratos de vejez evocan, no tan pendiente de Quevedo y sí de otros aconteceres, y lo rodea de algunos contemporáneos que fueron importantes en la vida del poeta como el Conde de Villamediana y el Conde-Duque de Olivares y junto a genios de aquel momento brillante como un joven Diego Velázquez. El actor Juan Carlos Villanueva le pone rostro a don Luis por escenarios reales mientras suena una partitura compuesta por Francis de Haro. Bocado por ello sabroso en el gran fogón de la insustancia.

Echanove como Quevedo en «Alatriste» ABC

La cultura 2.0 se vuelca en cualquier caso tanto con Góngora como con Quevedo y especialmente con una disputa que sobrepasa siglos y fronteras y que también se cuela en la cultura popular convencional. En películas como « Alatriste », en la que un Quevedo interpretado por Echanove a punto está de librar duelo tabernario con un seguidor de don Luis, o en el cómic «Cosa de Dos» que hace unos años publicó una revista satírica. También en el arte contemporáneo, como en los retratos que ilustran estas páginas, de los pintores cordobeses Antonio Bujalance y Antonio Povedano . Incluso en un sello postal donde se caricaturizaba a los poetas tirando cada uno del extremo de una soga.

El propio Quevedo escribió, con malicia y verdad, que « creyendo lo peor, casi siempre se acierta ». Así que aquí, después de lo visto, lo atinado tal vez sea pensar que esta disputa nunca acabará. Por decirlo de otro modo, hay amores que matan pero hay odios , como el de Luis de Góngora y Francisco de Quevedo, que no mueren nunca y se hacen firmes camino a la eternidad.

Góngora contra Quevedo: Hasta la muerte y más allá

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