AGRICULTURA

El girasol pierde superficie pese al alza de la cosecha

La recolección de este año se ha completado ya al 20% y la producción final estimada crecerá hasta las 45.000 toneladas

Plantas de girasoles en un cultivo EFE/Fermín Cabanillas

Pablo Cruz

Tradicionalmente, el girasol es un cultivo que ha estado muy presente en la provincia de Córdoba, pero que en los últimos años ha sufrido una profunda crisis vinculada principalmente a aspectos comerciales, lo que se ha traducido en una importante merma de la superficie sembrada .

En la campaña de recolección de este año, que acaba de iniciarse y que, según Asaja , ya se ha completado en torno a un 20 por ciento, ha continuado esta pérdida de explotaciones, pero, en contraposición, se espera un aumento de la cosecha de hasta un 50 por ciento, hasta llegar al entorno de las 45.000 toneladas.

Caída de la superficie

Los datos en este sentido son claros. Según las estadísticas oficiales de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, este año había contabilizadas 25.600 hectáreas de girasol en Córdoba. Son 1.891 menos que 12 meses antes, lo que supone un descenso de casi el 7 por ciento. La caída de la superficie es más evidente si la comparación es con respecto a un lustro. En ese caso, la merma llega a más del 45 por ciento. No obstante, la provincia se mantiene en tercera posición a nivel andaluz en este capítulo, sólo por detrás de Sevilla y Cádiz, con 100.545 y 51.925 hectáreas, respectivamente.

El técnico de Asaja, Antonio Monclova , explicó a ABC que detrás del crecimiento de la producción que se espera para esta temporada, cuya duración será en torno a un mes, se encuentran cuestiones climatológicas, fundamentalmente las numerosas lluvias que se registraron en los meses de abril y mayo, «algo que ha facilitado el desarrollo de la planta hasta conseguir un estado óptimo».

Sin embargo, según afirmó el especialista, esto ha tenido un efecto negativo que no es otro que el crecimiento de malas hierbas junto al cultivo, aunque eso no ha traído consigo más plagas en las plantaciones. Desde la patronal agraria se achaca la pérdida de superficie a la caída de la rentabilidad de este producto. Los precios actualmente, según los datos de la Junta, se mueven en torno a los 367 euros por tonelada, un 6,7 por ciento menos que el año pasado. Con respecto a hace una década el descenso de las cotizaciones se sitúa en cerca de un 28 por ciento.

Sin embargo, Monclova no considera que el girasol esté en peligro de desaparecer en Córdoba, al menos en un plazo de cinco años, debido a que «es un cultivo que se adapta muy bien a la campiña y existe la tradición entre muchos productores de combinar la siembra de trigo y girasol, para lo que ya cuentan con una maquinaria específica que quieren conservar».

En Asaja se defiende que este producto, presente en distintos municipios de la campiña como La Carlota, El Carpio, Fernán Núñez, Espejo, Castro del Río, Valenzuela o Cañete de las Torres, debería contar con ayudas específicas, como ocurre con otros cultivos, para que los agricultores no tengan problemas en cubrir sus costes. «Es imposible que podamos competir con países como Francia o Grecia en términos de rendimiento o de precios, por lo que la UE debería tener cuenta estas circunstancias a la hora de conceder las subvenciones contempladas en la Política Agraria Común (PAC) », defendió Monclova.

La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible se suma a esas previsiones de mayor cosecha para este año al afirmar en un informe reciente que «hay buenas perspectivas y los aforos realizados están dando unos rendimientos entre 1.600-2.000 kilos para el tipo normal, que acapara entre el 90 y el 95 por ciento de la superficie total, y entre 1.500 y 1.800 kilos por hectárea para el alto oleico. Cetisur es una empresa cordobesa que ofrece distintos servicios al sector agrario». Su gerente, Alfonso Moreno, señaló que las causas principales de la crisis de este cultivo industrial son dos. Por un lado, «los últimos años han estado marcados por la sequía, lo que ha ido mermando las producciones», salvo lo que ha ocurrido este año con las ingentes precipitaciones registradas en la última primavera.

Del mismo modo, muchas explotaciones han ido sustituyendo sus tierras en los últimos ejercicios por productos más rentables, como es el caso del almendro y del olivar, aunque en este último caso ese mayor interés es bastante menor actualmente por el desplome de los precios del aceite. Desde su punto de vista, esa pérdida de rentabilidad en el girasol es consecuencia directa del aumento de plantaciones en Rusia y Ucrania, lo que da lugar a más existencias en el mercado. Como posible solución, Moreno animó a los agricultores a elegir una variedad de semilla girasol distinta en función de las características específicas de cada temporada. «Es muy importante que se seleccione una u otra tipología con un menor o mayor techo de producción en función de la climatología del año en concreto y de la clase de terreno donde se siembre», resaltó el directivo.

A su juicio, también hay que tener en cuenta las variedades que son más resistentes a las plagas y a las enfermedades, como es el caso del mildiu. La otra clave a la hora de mejorar la rentabilidad del cultivo, desde su punto de vista, es la introducción de la tecnología en las explotaciones.

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