Territorio
La Gerencia apuesta por los grandes parques de Córdoba como el urbanismo «postCovid»
Asume las dos décadas de vigencia del PGOU como el momento de las zonas verdes
Con el Plan General de Ordenación Urbana en vigor desde el año 2001, la ciudad de Córdoba ha visto cómo se generaban miles de viviendas nuevas, grandes barrios de nueva creación, que están modificando usos y costumbres. Las urbanizaciones de una tipología concreta -dotada de servicios privados- empiezan a colonizar planes parciales completos, esencialmente por el Poniente de la ciudad. La realidad es que los sistemas generales verdes han quedado absolutamente rezagados de esa actividad de construcción. Los planes parciales nuevos llevan asociados parques y jardines que se ejecutan con normalidad pero las piezas que estructuraban el territorio han quedado siempre atrás. Eso, aseguró ayer el alcalde de Córdoba, José María Bellido , tiene que cambiar.
De toda la red de grandes parques prevista en el planeamiento, solamente uno, el de la Asomadilla , llegó a ejecutarse en su integridad. Las zonas verdes asociadas al Guadalquivir ni siquiera formaban parte de ese paquete del planteamiento. Venían arrastradas desde los documentos urbanísticos de los ochenta y se efectuaron gracias a la sobredosis de plusvalías que se generaron con los terrenos liberados de Renfe que proporcionaron miles de millones de pesetas de la época.
El año próximo, se cumplirán dos décadas de la creación del Plan General vigente que se aprobó para doce años y que estará décadas en marcha, ya que sus posibilidades están lejos de agotarse. Teóricamente, los responsables del planeamiento generaron grandes parques «de ciudad» que formaban una especie de cinturón en toda la franja norte y en forma de arco. Ese semicírculo verde arranca en El Patriarca, continúa en la zona del Canal (donde se prevén dos jardines contiguos, el del Flamenco y el del Canal) para acabar con la Asomadilla y el Parque de Levante como lugar de cierre. De forma añadida, se trabaja muy pausadamente en un cinturón exterior de unos veinte kilómetros que cruza el norte del término municipal. Una especie de pasillo natural que llevará décadas materializar con las inversiones que se llevan a cabo desde la Consejería de Medio Ambiente y la Gerencia de Urbanismo.
El planteamiento municipal es que existe un urbanismo post-Covid. Si la ausencia de la enfermedad puso el énfasis en la creación de nuevas tipologías de vivienda, en el desarrollo acelerado de pisos con protección para la clase media y trabajadora, la determinación de confirmar a la población durante semanas ha llevado a que se oteen nuevas variables. En concreto, aseguró el responsable del gobierno municipal, a la disposición de espacios amplios para el esparcimiento de la población, que se encuentren cerca de zonas pobladas y que sirvan de válvula de escape. La experiencia de cerrar calles al tráfico para que se pueda pasear con distancia social no parece haber caído en saco roto.
El gobierno municipal ha heredado algún proyecto en curso como el del parque de Levante , que arrancó con unas pequeñas obras de instalación del alumbrado de riego y la creación de un camino central. Lo gordo, que es la plantación de un millar de árboles, está por hacer. El Consistorio acaba de realizar la primera licitación de la zona del Canal (en la zona anexa a San Rafael de la Albaida), los terrenos que en su día se intentaron ceder a la fundación del Córdoba CF.
El próximo hito debe ser el del parque del Canal propiamente dicho. Un sistema general que cuenta con bastantes más complicaciones de las que parece. Desde la existencia de un canal de riego (que se ha planteado soterrar en más de una o casión) a una gran avenida o ronda interior de la ciudad. En todos los casos, se ha apostado por presupuestos de impacto limitado que abogan por la mínima obra posible en unos experimentos de naturalización que todavía no se han comprobado en la realidad. Hasta el momento, solo son teoría.
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