Rafael Ruiz - Crónicas de Pegoland

El garrafón

El inaudito hecho de que intenten procesar a alguien por vender aguarrás

En el tiempo que llevo trabajando en este oficio, y fíjense que Herminio Trigo todavía no estaba condenado cuando empecé, creo que es la primera vez que leo una noticia donde intentan entrullar a alguien por la cosa de la venta y distribución de garrafón . Lo cuenta hoy Piluca García-Baquero con su habitual pericia en este mismo diario, que es su casa y la de ustedes. Dos distribuidores de la capital y dos personas que, presuntamente, le facilitaban el bebercio de origen indefinido, se encuentran acusados de delitos contra la propiedad industrial por intentar vender unas 9.000 botellas de las marcas Barceló y Legendario . Para las generaciones más atrabiliarias, eso que se toman ahora los muchachos en copa de balón para esquivar el Bacardi, el Negrita y el nunca bien ponderado Ron Pálido de la granadina ciudad de Motril.

Según el relato de hechos del fiscal, con lo que los actuaciones siguen en estado presunto cuando se redactan estas líneas, estas cuatro personas están acusadas de intentar distribuir unas 9.000 botellas de estas enseñas que llevaban dentro licor de la marca Fidela. En concreto, asegura el Ministerio Público, se trata de unas 1.500 botellas de supuesto Barceló y algo más de 7.000 de teórico Legendario que estaban dispuestas para ser distribuidas en la Feria de Córdoba del año 2013 . Momento óptimo para el consumo de bebidas espirituosas de dudosa procedencia, según observaciones propias y ajenas de años de penurias gástricas .

Cada vez que sale el asunto del garrafón con un amigo hostelero, a ustedes le habrá pasado, la explicación siempre es la misma. Mira, chaval, esto está muy controlado. Nadie se juega el tipo ahora mismo por unos euros de margen. Fíjate que esto viene ya todo con sus sellos, etcétera etcétera. Tantas eran las explicaciones, que la existencia del garrafón exigía de tantas comprobaciones como la de una deidad o un animal mitológico. La mayor parte de las veces era el hielo lo que sentaba mal .

Pues para ser todo teórico, los encartados se enfrentan a una pena insuficiente para entrar en la cárcel si no tienen antecedentes penales pero a unas multas de cinco cifras por alterar el contenido de las botellas camino de consumidores incautos. Sobre todo, en las indemnizaciones que tendrían que pagarles a las marcas, que al parecer se toman en serio eso de cambiar el contenido de sus envases.

Este tema hay que clarificarlo, oigan. Porque es precisa una investigación seria, sensata, de qué nos estamos echando a la panza y dónde exactamente. Que Paco Martínez Claus y Rubén Sánchez se pronuncien en términos contundentes desde Facua . Que la alcaldesa cree una comisión de expertos (para la que tengo un par de nombres en mente, Isabel, de sólido prestigio en el sector ). Esto no se va a quedar así. Con el mal cuerpo que se levanta uno al día siguiente. Con lo malito que se pone uno.

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