LA MIRILLA

García

García, en realidad, sólo cree en García. Un coleccionista de postureos

El alcaldable de IU, Pedro García, durante su visita el sábado al mercado de La Mosca A. R.
Francisco Poyato

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García es a la política lo que los poetas existencialistas al carpe diem . Vivir el momento. Estaba preparando la comparecencia para renunciar a casi todo tras los malos resultados de la infatigable Izquierda Unida en 2015 cuando la Ley D’Hont le brindó lo que Walt Whitman g losó como «las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario» . Y fue cuando García se aferró al carpe diem, no para hacer algo extraordinario, pero sí para alargar un instante cuatro años. La elasticidad en el tiempo cuando se gobierna es exponencial. Y así empezó todo.

En realidad nos hemos tenido que creer que es comunista porque lo ha dicho algunas veces, no porque sus hechos hayan dado fe de la cuestión capital de su presunto credo ideológico. García sólo cree, en verdad, en García . Para lo otro parecía estar Alba Doblas, una especie de Monja Alférez engeliana.

Ha coleccionado postureo de izquierdas , pero lo mismo que lo ha hecho de derechas. Hay ciertos elementos de cuyo atractivo es difícil abstraerse y García no ha sido una excepción al glamour , las buenas relaciones sociales , las arenas movedizas , la ropa de marca y los placeres de la vida. Un señor del comunismo prefiere la austeridad, la bandolera, la férrea disciplina, el inmovilismo empírico y la dialéctica extenuante. Pero García ha preferido hacer amigos , que es una pragmática forma de transitar por la gestión pública , aunque por ella haya ido poco. Él no ha atascado la Gerencia de Urbanismo, el problema es que quienes se quejan de ello no han querido forma parte de sus amistades. Pregunten a sus amigos por el colapso de las licencias...

Pero el sábado, en el mercado de abastos de La Mosca (Marrubial) , Pedro despertó del sueño de Whitman cuando algunos tenderos , en especial, una carnicera, le recordó lo que es el pueblo , la clase obrera, los currantes..., la calle en la que García ha estado mucho sin estar, centrado en otros menesteres, no en los que la buena señora le vino a recriminar entre chorizos, chuletas y otras carnes frescas. La pregunta es la siguiente: ¿Les gustaría que un tipo como García fuera su alcalde? Yo me lo he preguntado algunas veces. Incluso puede que Ambrosio también. Carpe diem.

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