SOLIDARIDAD

Fuente de Vida: madres contra la adversidad

Las Hermanas Adoratrices sortean la falta de subvenciones para atender a mujeres sin recursos y a sus bebés

Una joven sostiene a su bebé junto a la ventana en la residencia de Fuente de Vida VALERIO MERINO

IRENE CONTRERAS

Reina la calma en el chalet que las Hermanas Adoratrices convirtieron, allá por los años 80, en una residencia de acogida para madres sin recursos. El curso ha empezado en las guarderías, lo que explica la ausencia de la mayoría de los niños que allí viven. Por las dependencias se cruzan varias chicas, madres jóvenes con una historia difícil a sus espaldas, que tuvieron la suerte de dar con el proyecto Fuente de Vida . Existe sin más objetivo que prestar ayuda a quien la necesita, sin importar su nacionalidad, cultura o religión, pero la vocación y la entrega resultan insuficientes cuando no se cuenta con un respaldo económico que las ampare.

La organización necesita unos 250.000 euros anuales para costear el servicio que prestan a la decena de mujeres que viven bajo su techo. Ellas tienen en común una situación desafortunada, un bebé del que hacerse cargo y toda la vida por delante. Algunas son víctimas de trata , otras han sufrido en sus carnes la violencia machista o llegaron a España en una patera desde África. Pero en Fuente de Vida no es el pasado lo que importa, sino el futuro.

De hecho, el periodo de acogida en la casa sólo dura un año, en el que un equipo de trabajadores de diferentes ámbitos y un nutrido grupo de voluntarios se esfuerzan por formar a las chicas a través de talleres y atención personalizada en todo lo que necesitarán para sobrevivir fuera, desde el idioma -la mayoría son extranjeras- hasta la fiscalidad. También se les enseña a dónde acudir para pedir ayuda de los servicios sociales una vez hayan salido de la casa. «La semilla que sembramos da sus frutos, aunque no lleguemos a verlo», explica la directora del centro, la hermana María Mateo , que insiste en que la casa no es un lugar donde comer y dormir sino un centro de empoderamiento . «El fin es que las madres encuentren un trabajo que les permita hacer su vida», afirma.

Con su labor, defiende Mateo, Fuente de Vida contribuye a crear una sociedad mejor. «Retiramos a mujeres de la explotación y formamos a futuras trabajadoras para España a la vez que aseguramos el bienestar de sus hijos», afirma la gestora de proyectos de la organización, Esmeralda Pino . No obstante, lamenta que las Administraciones públicas no están poniéndoselo fácil. El año pasado no pudieron contar con la subvención del Instituto Andaluz de la Mujer , la Diputación ha reducido su presupuesto y el Ayuntamiento retiró la ayuda que daba anualmente a la organización, emplazándola a solicitar una nueva en la próxima convocatoria.

La colaboración privada y de particulares no es suficiente y la situación tiene en jaque a una entidad que invierte en las personas necesitadas «hasta el último céntimo» que recibe, y que ahora teme por su futuro. Recientemente inició una campaña para pedir leche y alimentos infantiles y está teniendo problemas para hacer frente a las facturas. «No queremos que la falta de recursos suponga una merma en la atención que prestamos a las chicas», explica. Actualmente son ocho mujeres con ocho niños. Algunas de ellas están embarazadas. La semana que viene está prevista la entrada de otras dos. Pese a las dificultades, no les faltará un plato sobre la mesa del comedor.

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