CULTURA

La Fuenseca recuerda a su tabernero Emilio Álvarez con una exposición colectiva

Una veintena de artistas muestran sus obras durante el mes de mayo como homenaje por su contribución al mundo cultural

Homenaje a Emilio Álvarez en la Taberna La Fuenseca ABC

IRENE CONTRERAS

Si en el barrio de la Fuenseca suenan ecos de guitarra es porque allí han sonado, desde hace más de un siglo, todas las que se daban cita en la taberna de la calle Juan Rufo . Un santuario, por así decirlo, de la cultura que nace de la raíz de la propia tierra y se cruza con otras culturas para hacerse más grande: flamencos, pintores, escultores, fotógrafos, poetas, taberneros. Taberneros como Emilio Álvarez , patrón de un barco que no se ha hundido tras su desaparición porque es ahora su nieto, Jesús Alamillos , quien ha recogido gustoso el timón.

Unos seis meses después de su muerte, sus amigos y su familia, si no son la misma cosa, se reunieron en la taberna para celebrar su recuerdo. Fue este sábado para inaugurar una exposición colectiva que además de ser un homenaje es una declaración de intenciones: Alamillos anuncia que la Taberna La Fuenseca nutrirá a partir de septiembre la raquítica oferta expositiva de Córdoba con un calendario de muestras individuales.

El objetivo no es otro que hacer que la taberna siga siendo lo que siempre ha sido, desde su apertura en 1850: una torre de babel de artistas de todas las disciplinas que beben mientras beben unos de otros, encomendados al respeto y tendiendo la mano a los que vienen debajo, esos a los que ahora llaman «noveles». Así lo hacía Emilio Álvarez , que siempre dio cobijo en su casa a los artistas que estaban empezando y que ahora le devuelven el cariño prestando sus obras para una exposición muy especial.

Belmonte, Camilo Huéscar, Pepe Puntas, Pepe Amate, Rikardo González, Ayala, Paco Marigal, Paco Melero e hijo, Braulio Valderas, Manolo Jurado, Manuel Fernández de Otero, Paco Gil, Esteban Ruiz, Cervantes, María José Ruiz, Pablo Rubio, José Osuna, Juan Molina, Juan Sánchez, Manolo Luna, Goval y José Luis Romero componen el cartel de la exposición que puede visitarse en la Taberna La Fuenseca durante todo el mes de mayo y que rinde homenaje a Emilio Álvarez, que, recuerda su nieto, recibió el premio de Patrimonio Humano de Córdoba en 2006 por su contribución al mundo de la cultura.

«Mis clientes son la Champions League del arte», dice Jesús Alamillos con el orgullo de haber heredado el mayor tesoro de su abuelo : más que un simple lugar de reunión, una escuela donde aprender y ser aprendido. El pulso cultural late todavía con fuerza en la taberna que en su día frecuentaron Manolete y Julio Romero de Torres y en la que hoy la fotografía de Emilio saluda desde la puerta: «Abro cuando llego, cierro cuando me voy. Si vienes y no estoy, es que no hemos coincidido». Ya nos enseñó la bohemia que a veces la cultura fluye más en las tabernas que en cualquier escuela de oficios.

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