A PIE DE CALLE
«La Fuensanta no es un barrio malo de verdad»
Pese a las estadísticas, los habitantes del barrio niegan la mayor y consideran que la situación no es tan dramática
La visión de quienes viven la realidad de la Fuensanta es muy diferente a la que reflejan los distintos informes sobre el barrio. Los vecinos coinciden en afirmar que la crisis fue un duro golpe , pero apostillan que ha afectado por igual al resto de la ciudad , y que la situación actual de la zona no dista mucho de lo que puede verse en otras partes de Córdoba .
« La Fuensanta no es un barrio malo, de verdad . Aunque las estadísticas digan que es el cuarto más pobre», explica Jordi. Nacido en el barrio hace cuarenta años, este vecino sobrevive haciendo lo que él llama «chapuzas», es decir, pequeños trabajos cobrados en negro, «aunque tenga más de mil años cotizados».
Para él, la crisis golpeó fuerte en Fuensanta y ahora es muy difícil encontrar trabajo, «a no ser que se alineen los planetas». Sin embargo, añade inmediatamente que «es lo único malo que tiene el barrio».
Como él, muchos vecinos se mueven entre las críticas al sistema político, al que consideran responsable de la situación económica, y las alabanzas al barrio . Un ejemplo es Manuel Tavira, para él los representantes públicos solo buscan «llenarse el bolsillo» y no miran nada por sus votantes, por lo que no cree que la situación del barrio mejore con el cambio en el Ayuntamiento.
Tavira es también uno de esos vecinos que sufre las largas listas de espera para acceder a los servicios sociales. Solicitó una ayuda económica en junio con la que espera mejorar la situación de su familia , cuyos cuatro miembros sobreviven gracias a esas «chapuzas» que mencionaba Jordi. Mientras tanto, solo le queda esperar, pues no podrá reunirse con el asistente social hasta después del verano, según explica.
Pero quien mejor encarna esa paradoja de amar un barrio deprimido es Fermín. Actualmente, este vecino vive en un albergue social después de que «la crisis me golpease tan fuerte que hasta perdí mi matrimonio», pero la sonrisa no se va de su rostro mientras habla y lucha a brazo tendido contra los números que indican la mala situación de Fuensanta.
Reconoce , como todos, «que no hay trabajo», pero le falta tiempo para enumerar todas las ventajas que , desde su perspectiva, tiene el barrio que le vio crecer: «tenemos piscina, un centro cívico en condiciones, buen asistentes sociales, parque de bomberos, tenemos hasta cementerio para morirnos», enumera.
En su discurso, Fermín también saca pecho de los grandes nombres que ha dado el distrito, como Kisko García, chef del restaurante El Choco, con una Estrella Michelín y que prefirió apostar por el barrio, continuando con negocio hostelero de su familia, en lugar de llevarse su negocio a una zona de la ciudad con una mayor renta.
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