APUNTES AL MARGEN
El Frente Popular del Velador
Los hosteleros parecen dispuestos a aparcar sus diferencias. Las órdenes previstas por Urbanismo pueden impactar, y de qué manera, en la economía del sector que hace negocio en la calle
El Frente Popular del Velador de Judea parece haber pactado aunque sea de manera coyuntural. El sector hostelero -a instancias del presidente de CECO , Antonio Díaz, y de un empresario como Javier Campos que no se ha metido en batallas absurdas- ha decidido esta semana unificar sus posiciones sobre la materia que más le preocupa una vez leído el proyecto de instrucción emitido desde Urbanismo para la aplicación práctica de la ordenanza que regula el uso de la vía pública como extensión de bares y restaurantes . Razones no le faltan a los empresarios. La Gerencia se ha descolgado con un documento cuyo contenido supera con creces las características de un dictamen interno. Es una ordenanza en toda regla, muy restrictiva, que va a cambiar el negocio a marchas forzadas . Si Urbanismo aplicase hoy el documento redactado por sus servicios técnicos tal y como se encuentra, háganse a la idea de tomarse la caña en la barra.
Así en líneas generales, la actual ordenanza municipal que regula los veladores es una auténtica porquería. Es una norma que lo mismo permite llenar de mesas una plaza que, bajo la opinión del gobierno o el técnico de turno, reducir drásticamente la situación. Los criterios complementarios establecen una ordenación «ex novo» de carácter general que establecen límites mucho más estrictos . Desde la habilitación de zonas de paso mucho más holgadas, hasta la relación entre local comercial disponible y terraza de velador que se puede solicitar. Es el artículo 155 de las terrazas de verano.
Los empresarios que la han leído se han echado las manos a la cabeza. Existen unas primeras estimaciones un tanto apocalípticas que aseguran que la mitad de los negocios tendrían que cerrar. Hosteleros con criterio, nada dados a montar el numerito, reconocen que el impacto sería duro de asimilar . En este momento, Urbanismo tiene que contestar las alegaciones presentadas por una de las organizaciones de la hostelería, el Frente Judaico del Velador (no confudir con el Frente Popular del Velador de Judea ), con lo que se sabrá exactamente hasta dónde está dispuesto a llegar la política de flexibilidad.
Una cuestión relevante que se ha defendido en esta sección en varias ocasiones es que el uso de la vía pública para actividades de hostelería ha de regularse. Es verdad que en algunos puntos se ha llegado al exceso y que esa actividad no puede suponer un eterno problema para el descanso o la movilidad de los vecinos. Otrosí digo que no toda la ciudad está sometida a esta tensión. Venir ahora con una normativa rígida de consumo obligatorio seguramente frenaría el problema en zonas con problemas pero metería en líos a lugares donde la actividad se desarrolla de manera normalizada.
El teniente de alcalde de Urbanismo, Pedro García , en su nueva política de no abrir frentes nuevos, ha anunciado que respetará los consensos que alcancen vecinos. En realidad, se trata de escurrir el bulto. En condiciones normales, y visto el contenido de lo que quiere poner en marcha, tendría que formalizar una reforma de la ordenanza con cara y ojos. Esto es, con una propuesta de gobierno, participación pública y debate plenario. Ello obligaría a que fuera el equipo de gobierno el que tomara la iniciativa y el que corriera con el desgaste de una norma que no llegase a contentar a las empresas y trabajadores del sector hostelero -que suman unos pocos votos- o a los vecinos afectados por una actividad que puede ser muy molesta cuando se lo propone.
Dudo mucho -pero mucho, mucho- que las asociaciones vecinales, el Consejo del Movimiento Ciudadano y las patronales variadas ( Frente Popular del Velador de Judea «et alii») lleguen a acuerdo alguno sobre esta materia. En pocas palabras, los representantes empresariales que acepten de buena gana un recorte del negocio durarían en sus cargos tres minutos o menos. Los corren a gorrazos fijo. En su defecto, es al gobierno, y solo al gobierno, al que le toca establecer un criterio equilibrado y racional sobre el uso del espacio público. Dejándose de pegatinas y puñetas que no han servido para nada. Estableciendo procedimientos de vigilancia, aviso y sanción que sean efectivos cuando las cosas se salen de madre. Y corriendo con los efectos políticos de sus decisiones. Me temo que para eso se les elige.
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