Cartas a Córdoba
San Rafael pide ayuda
Lamentable estado de su altar callejero, cuyo abandono municipal nos entristece
Querida Córdoba: Tu casco antiguo está lleno de bellezas que nos emocionan, pero también de abandonos que nos entristecen. Hoy me detengo en el altar callejero existente en la esquina que forma tu calle Lineros con Candelaria , dedicado a san Rafael y a los mártires patronos san Acisclo y santa Victoria, que se ha ido degradando sin que nadie lo remedie, ni siquiera el Ayuntamiento , que es su dueño, según dice una inscripción medio borrada hoy: «Altar propiedad del Exmo (sic) Ayuntamiento». Pero el Ayuntamiento no cumple su promesa de arreglarlo. Bah, con la que está cayendo es un asunto menor , dirán. Sí, pero es una pena que uno de esos detalles singulares en los que reside el encanto de tu casco antiguo sea víctima del olvido mientras han ido floreciendo por doquier los apartamentos turísticos , ahora deshabitados.
Antiguamente, recordarás Córdoba, estabas sembrada de altares callejeros , fruto de la piedad popular, que solucionaban la iluminación nocturna cuando aún no había alumbrado público. Pero en 1841 el gobernador Iznardi , cumpliendo órdenes superiores, mandó suprimirlos. Sin embargo este de san Rafael fue indultado gracias a la influyente mediación del historiador y periodista Modesto Lafuente , que a la sazón te visitaba aquellos días. Y ahora lo dejamos morir, pues se va deteriorando sin que nadie lo socorra. Lo más alarmante de su acelerada decadencia es que solo conserva un farol de los cuatro que lo iluminaban, tan parecidos a los del Cristo de Capuchinos por cierto. ¿A qué chamarilero habrán ido a parar los otros tres? ¿No hay policía de Barrio que vigile esos atropellos?
Los lienzos que plasman a san Rafael y a los Patronos están casi irreconocibles , pues aunque protegidos por cristales se han ido oscureciendo y piden una limpieza a fondo, por favor. Y el enfoscado del retablo, que imita mármoles jaspeados, se va desprendiendo como atacado por la lepra de la incuria. Pese a tan triste situación las mujeres del barrio de San Pedro aún se santiguan cuando pasan por delante del altar; qué digo las mujeres, veo a un hombre de mediana edad detenerse y meter los dedos por la reja de la pequeña hornacina inferior para tocar la estampita enmarcada de la Virgen de la Candelaria . Y delante parpadean en la noche llamitas de ofrendas. Así que el altar sigue vivo.
San Rafael podría aplicar la 'medicina Dei' , medicina de Dios -significado de su nombre-, para salvarlo, pero como no creo en milagros, ¿sería mucho pedir al alcalde Bellido y a don Demetrio que queden un día a tomar café en Bodegas Campos, con mascarilla, claro, a ver si se conmueven ante el lamentable estado del altar y deciden unir sus influencias y recursos para salvarlo? No todo van a ser magnas, ¿verdad, Córdoba?
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