Cartas a Córdoba

Aquellos Almacenes Sánchez

Tienen que venir los alemanes a salvarnos, a una calle con doce locales cerrados

Fachada de Almacenes Sánchez ABC
Francisco Solano Márquez

Francisco Solano Márquez

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Querida Córdoba : Una de las caras más tristes y demoledoras de la maldita pandemia es ese paisaje de tiendas cerradas que se extiende como plaga bíblica por tu centro comercial. Desde las lunas de sus escaparates desolados nos gritan a cada paso que «se vende» o «se alquila» con letras anaranjadas sobre fondo negro, negro de luto por la muerte de un negocio. En muchos casos son negocios familiares que han resistido hasta la extenuación y son los que más duelen, ¿verdad?, pues han formado parte de un paisaje urbano que se va empobreciendo con su ausencia. Pero de pronto surge la excepción esperanzadora de una apertura inminente: al bajar por Claudio Marcelo observo cómo los instaladores se afanan en ultimar la recuperación comercial de los antiguos Almacenes Sánchez y poner a punto un supermercado Aldi. Ya ves, tienen que venir los alemanes a salvarnos, Córdoba, a una calle que tiene doce locales cerrados.

Antes de que llegasen Galerías Preciados , Simago , la efímera Woolworth de nombre impronunciable o El Corte Inglés, los Almacenes Sánchez eran tu gran tienda de tejidos y confecciones, Córdoba, como recordarás. Grande y céntrica, que por Navidad se transformaba en el reino mayor de los juguetes, ante cuyos escaparates se extasiaban los niños al tiempo que entregaban sus inocentes cartas al Rey Mago situado en el hueco de la escalera. Fue uno de los grandes almacenes genuinamente cordobeses, creado en 1922 por el dinámico empresario José Sánchez Ocaña y más tarde gestionado por sus hijos José y Manuel Sánchez Cabrera hasta su cierre en 1980, que sostuvieron el comercio antes de la llegada de las grandes superficies, que tanto han revolucionado —por no decir arruinado— el sector.

Al igual que los Sánchez hubo otros establecimientos que perviven sin duda en tu recuerdo, Córdoba, como Almacenes San Rafael , José Moya Rivas , Zafra Polo o Rodríguez y Espejo , que junto a un sinfín de medianas y pequeñas tiendas configuraban un centro comercial vivo, cercano y amable, donde el cliente habitual era como de la familia. Yo comencé a descubrirte, Córdoba, cuando en la tierna niñez acompañaba a mis tías que venían en tren desde Montilla para comprarse los zapatos y vestidos que estrenaban en Semana Santa. Me sorprendieron ya entonces la amabilidad de los dependientes, que además de vender aconsejaban, y la formalidad de las cajeras, parapetadas tras las cajas registradoras.

Es curioso que ni su céntrica situación ni sus buenas dimensiones hayan tentado antes a comerciantes ni inversores (salvo la efímera etapa de C&A) para instalarse en los antiguos Almacenes Sánchez y recobrar su esplendor perdido. Pero al fin Aldi se ha percatado de semejante chollo y los va a redimir de un olvido que ya duraba demasiadas décadas, al tiempo que dará vida a tu calle Claudio Marcelo.

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