Pretérito Imperfecto
Las vidas de la Mezquita
Tan antigua y moderna, tan coqueta, quiere seguir buscándose a sí misma mientras cuida sus más de doce centurias
Tan antigua y tan moderna. Tan coqueta. La Mezquita-Catedral quiere seguir buscándose a sí misma mientras cuida sus más de doce centurias. Qué atrevida por su parte. Saber cómo fue, mientras sigue siendo como es y se prepara para poder ser, sin huir de sus esencias. Si hay un monumento vivo, pues, en todo el orbe es sin duda éste. Su ‘valor excepcional’ radica precisamente en la capacidad incompleta que atesoran las obras de arte, inacabadas frente a quienes las miran y las llenan.
Y así comienza a trazar una nueva vida más escrita por quienes mejor la conocen hasta el último rincón de sus entrañas. Guardianes de sus requiebros. Resulta llamativo que a pocos días de la muerte de quien ha sido su más hondo y celoso observador, don Manuel Nieto Cumplido , vea la luz una nueva hoja de ruta para los próximos diez años. Un pestañeo en ella. Una especie de chequeo, tan propio de la edad, que muestra sus arrebatadoras ganas de seguir viviendo.
El Cabildo Catedral ha presentado el llamado Plan Director de la Mezquita-Catedral de Córdoba por el que se trazan las actuaciones prioritarias y necesarias de cara a la conservación, investigación, difusión y uso de un espacio único.
El marco de este plan estratégico reúne una inversión de 25 millones de euros para la próxima década, ‘pecata minuta’ con ironía para la eternidad, esa clave temporal en la que se mueve este monumento y sus tenedores, que no es ni más ni menos que la línea de vida de toda una ciudad como Córdoba. Pero un soplo de aire fresco para seguir recorriendo el tiempo infinito.
La Iglesia ha vuelto a mostrar su indefectible grado de compromiso con el símbolo de Córdoba y el patrimonio universal en otro ejercicio de transparencia sobre sus intenciones y las tareas objetivas que su preservación requieren. Lo hace además en un momento en el que el impacto de la crisis del coronavirus ha supuesto un golpe bajo para su estructura y su vocación de motor económico y social de la ciudad. Primera industria en clientes, tractor de un engranaje turístico vital y escaparate de un legado incomparable que marca los blasones de grandeza de una urbe milenaria.
Y despliega un rosario de intervenciones de calado sin miramientos , salvo el que desde hace ocho siglos ha presidido la tarea del órgano más antiguo de Córdoba en pos del tesoro más preciado. Si ha llegado hasta aquí de esta manera, es porque prevaleció la defensa de su dimensión patrimonial, espiritual y artística por encima de otras querencias y soflamas. Y porque así lo quisieron también los cordobeses.
La maqsura, el mihrab, las naves de Almanzor, el Patio de los Naranjos , su huella arqueológica, su origen y su destino, sus capillas y su Archivo, sus cúpulas y muros, sus obras y joyas, su grietas y sus humedades, sus achaques y sus oportunidades; sus miedos y hasta sus otras vidas en la fantasía tecnológica son sus nuevos desvelos.