Pretérito Imperfecto
El 'veroño' cordobés
Llevamos décadas viviendo del Mayo Festivo pero va siendo hora de tomarse más que en serio lo del ‘veroño’ cordobés
Habita entre nosotros todavía un dicho que sentencia el paso de los días por Córdoba. «Aquí sólo hay dos estaciones, la de tren y el verano». No nos hace falta estirar los estíos por aquello del descuento a la fatiga porque aquí hasta la Divinidad se encarga de alargarlos de forma conveniente. El verano cordobés nace con la Virgen de la Salud a finales de mayo y muere con el Custodio San Rafael por el ocaso de octubre, llegando a veces a Todos los Santos. El día en que, de verdad, se cambian los armarios.
Llega septiembre y su olor a nardo, la rutina muda su piel, pero el verano sigue en Córdoba, como si nada hubiese cambiado en el paisaje. Esta ‘anomalía’ meteorológica procura, sin embargo, una gran ventaja, pues mientras en media España arrecia el frío y la lluvia por octubre, nadie perdona un domingo de sol durante ese mes , ni apaga el aire acondicionado por San Miguel y el ‘veranillo del membrillo’. Es por ello que desde hace un tiempo en que no había pandemia, el turista miraba a Córdoba como una segunda oportunidad de veraneo suave y tranquilo en este tiempo.
Pequeñas escapadas, a buen precio y una ciudad sorprendente siempre para propios y extraños —hay cordobeses a los que todavía habría que ponerle guía por la Judería—. Y ahí que de manera atolondrada se fue cargando la agenda de eventos para fidelizar, que dirían los ‘marketinianos’, a esos segundos veraneantes incapaces de enfrentarse a los tórridos julio y agosto. Ávidos del astro rey.
Llevamos décadas viviendo del Mayo Festivo pero va siendo hora de tomarse más que en serio lo del ‘veroño’ cordobés . A qué si no responde que en apenas mes y medio —el impacto de la Covid ha echado un cable— se celebren 25 conciertos de copete que arrastrarán tres veces más personal que dos Festivales de la Guitarra seguidos. O el inteligente planteamiento del mundo ecuestre con Cabalcor alargando la cita durante todo este mes con diferentes concursos para los mejores jinetes y ejemplares del país los fines de semana. O el sentido de aunar Flora —a punto de escaparse como ha estado— con una versión de la Fiesta de los Patios con las casas ganadoras en pleno Puente del Pilar. Rematado con un festejo taurino de primer foco como sucedió el año pasado. ¿A qué estamos esperando para envolverlo todo y ponerle un lazo para crear un producto y venderlo como Dios manda...?
La pandemia, salvo que una sexta ola o una variante letal se interpongan en el camino, tiende a diluirse poco a poco, ya que a finales de octubre podremos estar por encima del 90 por ciento de inmunización. Será el pistoletazo de salida a una movilidad aún mayor que ha tenido en este verano un ejemplo de cómo el turista nacional ha salvado las cuentas de muchos sitios, especialmente en Andalucía, donde la ocupación recordaba a campañas pretéritas. Y será el turno de una dura pugna entre rincones y ciudades por atraer a ese visitante necesitado de rular con su maleta, ítem más cuando el viajero internacional se sume. Debería ser el momento de Córdoba y armar una estrategia sobre un verano que se alarga como en ninguna otra parte.