Pretérito imperfecto

La ‘revolución verde’ de Covap

La sostenibilidad es ya el salvoconducto para llegar al cerebro de los consumidores

Covap invierte 25 millones en un nuevo modelo energético y estará operativo a principios de 2024

Terrenos en los que se está construyendo la planta de energía circular de Covap EFE
Francisco Poyato

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Covap acaba de poner en marcha uno de los proyectos de más envergadura, probablemente, de las últimas décadas en su dilatada historia. El sino de los tiempos señala de manera indefectible a la etiqueta de la sostenibilidad como salvoconducto para llegar al cerebro de los consumidores y su frigorífico . No tenerlo penaliza y el sobresfuerzo que hay detrás de una industria o cooperativa agroalimentaria (de las primeras del país), como es el caso, puede irse al traste con un simple ‘efecto mariposa’. A aquella letanía del ‘bueno, bonito y barato ’ se suma hoy en un mercado cada vez más amplio y competitivo lo de ‘y sostenible’. Pero eso no significa que sea ni más fácil ni más económico ponerlo en un lineal, si además la distribución te coge por las partes blandas y te atosiga con el camelo del volumen de producción asegurado y el martillo de los costes. Te la juegas a pocas cartas.

Por no hablar de una coyuntura como la presente, en la que la fiebre inflacionista y la inestabilidad internacional acumulan nubarrones sobre la eterna dehesa vallesana. Comprenderán, pues, que dar varios pasos hacia adelante como ha hecho Covap con su pequeña ‘revolución verde’ presentada esta semana no sea moco de pavo en unos tiempos recios como los que vivimos.

La peculiaridad de Covap , motor de una comarca que de no existir estaría ya en los anales rojos de la despoblación —aun así, las fallas demográficas, dotacionales o industriales son inquietantes—, es la propia singularidad de sus socios, ganaderos de un mapa que engarza a Ciudad Real, Badajoz y el norte de Córdoba bajo una exigencia notable, un arraigo aún más férreo y unas coordenadas remisas con el mercantilismo puro y duro, aunque a la postre el funcionamiento de la cooperativa sea más hoy en día el de una sociedad que el del modelo cooperativo al uso.

Invertir 25 millones de euros en crear junto al complejo fabril de Covap otro de similar tamaño para reducir la factura eléctrica y las emisiones contaminantes en apenas año y medio, reutilizando estiércol, lodos o purines, es una apuesta de puertas para dentro, sin el escaparate de ensanchar la producción con nuevos ‘manjares’, pero con el sesgo de buscar la otra sostenibilidad : la de las cuentas y los números para seguir adelante.

No vienen buenos tiempos para los costes energéticos, reformulándose como está el mapa de proveedores, y convertida esta materia prima en una guerra subyacente por la que de verdad se pelea sin tanques. Muchas empresas lo van a pasar mal, muy mal, y otras, tendrán que arriesgar porque no se podrá hacer frente a encender la luz cada mañana para que tire la fábrica.

Biogás , biomasa , fotovoltaica a la vez para producir alimentos de más calidad, de manera respetuosa con el medio ambiente y con la cuente de resultados. Un ciclo inédito en Europa en el sector agroalimentario, una oportunidad para una vieja y sabia cooperativa, que por suerte para todos, sigue anclada a la dehesa más maravillosa del continente, y que la tenemos en Córdoba .

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