Pretérito imperfecto

El espejo de VIC

Podríamos dividir Córdoba entre los que salieron en sus viñetas y los que anhelaron hacerlo; a todos conformó

Fechas, horario y lugar para visitar la exposición de Vic organizada por ABC Córdoba

Vicente Torres-Esquivias 'VIC' sentado en su mesa de trabajo ante una viñeta para ABC Valerio Merino
Francisco Poyato

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Sentado en el lápiz afilado y compartiendo asiento con las ratitas de Nieto, VIC seguiría mirando al horizonte, desde el cielo claro de Córdoba, con esa mirada escéptica e inteligente que a veces adornaba con un atisbo de sonrisa. Maestro de humor amable y línea clara. No hubiera dado abasto con esta pandemia, sin faltarle al respeto a la guadaña y los quebrantos. Hoy hubiese llenado de color melancolía su trazo por la inhumana barbarie ucraniana.

No quiero imaginarme por un momento la panoplia del paisanaje cordobés que hubiera destilado cada mañana en estas páginas. Sin menoscabo de su ternura, el Séneca anónimo de sus crónicas visuales se habría enredado en un laberinto insoportable de aforos y horarios, cercado por los diques de los expertos para llegar a la barra de una taberna cualquiera, donde esperaba la pócima mágica del medio sabio, del vino dialogado; o predispuesto a pontificar (y despotricar) con mascarilla en la filosofía tabernaria cordobesa. ¿Cómo habrían sido los bocadillos de sus editoriales con mascarilla...?

Loco por la argamasa de normas, solitario y compungido por los confinamientos e irascible ante las restricciones, su cordobés tabernario hubiese acabado tirando la toalla , al no poder disfrutar del ‘paraíso de libertad’, mermado tras meses de encerrona en casa; huérfano de su parcela y su Fuengirola a todo plan; ungido por la lejanía de su cuñado y bajo las secuelas de la proximidad de su suegra; atravesado por las mentiras oficiales; febril, como la carta de amor de un preso —que diría Sabina—; hastiado de tanta pantalla táctil por donde pasa otra vida muy diferente a la que dejaba pintada en su espejo diario en forma de viñeta. Por donde pasó Córdoba para mirarse y donde sigue pasando para muchos cordobeses que estos días han atiborrado el teléfono o te han parado por la calle para decirte que no van a faltar a la exposición del Teatro Cómico (no podría ser otro espacio escénico, ironías del destino)... , a echar un rato de risas. Un soplo de alegría en medio de un desierto de tristeza.

No llegaremos a la reorganización espacial y censal de dividir la ciudad entre los que salieron en una viñeta de VIC o en un ‘Tabernario sentimental’ y aquellos que no tuvieron esa fortuna de verse inmortalizados en sus crónicas . Pero el éxito y la aceptación de su trabajo está, precisamente, en esa división gruesa: tanto por los que alardean de haber salido en uno de sus dibujos —miren en las paredes de los templos tabernarios—, como por los que muestran su anhelo por no haber logrado esa especie de ‘eternidad’. A todos apremió con la conformidad del halago y el respeto del recuerdo preciso tras dos años de ausencia.

La misma pandemia nos impidió hace un año brindar el merecido homenaje y el sentido recuerdo a quien mejor diseccionó, con bisturí de sátira e ironía, las costuras que todos llevamos dentro y que rezuman en una Córdoba tan singular como ésta. Ahora que Ómicron cede empuje y tampoco sabemos si llegará Pi, hagan un hueco en su agenda de pies ligeros y vayan a mirarse al espejo de VIC , que siempre es bueno reírse de uno mismo.

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