Pretérito Imperfecto
La espalda del 'susanismo'
Tres veces te negaré Susana, tres lo haré antes de que cante el gallo. «¡Colócanos, Pedro, colócanos!»
Cuánto la quisieron, cuánto la veneraron los que hoy cortan el aire de su espalda con cuchilladas de traición. No hay nada como jugarse las cosas de comer en un partido político para saber realmente dónde está la ideología y se ubica cada peón de la partida. Primarias de instintos primarios. El ‘peronismo rociero’ de Susana Díaz se manifestaba siempre de manera horizontal, como la obra de Giuseppe Pellizza da Volpedo, el ‘Cuarto Estado’, que ilustró ‘Novecento’ , la película de Bernardo Bertolucci .
Susana y una fila en cinemascope tras su estela como fortaleza de protección agarrada del brazo y caminando al unísono. Nunca aparecía sola en escena. Así cuando llegaba a Ferraz como ‘La Salvaora’ de Manolo Caracol. Así cuando descendía aristócrata por las escaleras de Carrara en el Parlamento andaluz. Así cuando descorría la cortinilla de una inauguración con un enjambre de micrófonos empotrados...
El ‘susanismo’ se mostraba como una aparición virginal en cualquier pueblo de Andalucía , y a sus mejillas se encalomaba la audiencia de Juan y Medio para besar el milagro del pan y los peces. El día que Ella acudía a cualquier gran urbe, el aparato del lugar paraba las máquinas y todos, displicentes y disciplinados, acudían a enrocarse en su manto eterno de liderazgo y a no moverse en la foto mientras tapaban con el pie alguna que otra cloaca pestilente y lanzaban piropos y vítores. «¡Colócanos, Susana, colócanos!».
Susana lo fue todo: el discurso constitucional en Madrid, la derecha en Andalucía , la purga interna que acumulaba ‘cadáveres’ en forma de peana orgánica para elevar su poder interno, la simetría del PSOE federal, la falsa renovación; el enlace con el Antiguo Testamento socialista y el versículo quebrado del Nuevo; la zancadilla perfecta en el momento justo; el paracaídas de los estrépitos; la víctima propiciatoria; la ‘femme fatale’ de Pedro, ni contigo ni sin ti, el anagrama de la Junta y la Triana de Monipodio...
Hoy, aquellos que se daban codazos por ser sus costaleros y llevarla a hombros sin amarguras cambian de paso y misterio sin rubor ni penitencia. Las pupilas se dilatan hasta extremos ajenos a la física cuando se suceden estos días en las instantáneas los conversos del ‘susanismo’ menguante. Cuando penasábamos que en Córdoba el ‘sanchismo’ era una especie de corriente de las catacumbas guiadas desde la corte por la profeta Carmen Calvo , irrumpen de todos los lados como si hubieran visto la luz propiciatoria una mañana cualquiera.
Indultados de sus pecados anteriores. De todas las estirpes y las generaciones, de todos las agrupaciones y censos , verdaderos profesionales de la política a los que se les ha visto llorar de emoción en el jaleo flamenco del ‘susanismo’ efervescente... Ahora toca jugar a Espadas tras soltar una de bastos en forma de beso de Judas. Sigue la partida. Tres veces te negaré Susana , tres antes de que cante el gallo. «¡Colócanos, Pedro, colócanos!».