PASIÓN EN CÓRDOBA
Francisco Mellado recorre el año cofrade en un pregón marcado por la palabra
El anunciador de la Semana Santa 2017 ensalzó la nueva carrera oficial y la llegada a la Catedral de todas las hermandades
Un relato del año cofrade . Francisco Mellado fue el encargado de anunciar ayer la Semana Santa de Córdoba con un recorrido completo por la vida del cofrade auténtico. Un trayecto que no se limita a la Cuaresma y la Semana Mayor , sino que abarca desde la entrada de la Virgen de la Alegría hasta el repique de campanas de San Lorenzo cada Domingo de Ramos . En prosa con lírica intercalada, el pregonero homenajeó a la intensa actividad de las hermandades durante todo el año. Sin engolamientos ni alzamientos de voz. Sin estridencias ni excesivas vivencias personales. Con sencillez y elegancia . Dedicado a su sobrina Raquel . Emotivo en sus descripciones y contundente en sus reivindicaciones. Y ¿por qué no decirlo? Nostálgico en algunos de sus mensajes . Sobre el escenario, la cruz guiona, elementos iconográficos mercedarios y un escapulario carmelita.
La presentación de Miguel Ángel de Abajo , cofrade ejemplar y pregonero en 1998, fue un anticipo de lo que estaba por llegar. Con sus palabras, llenas de amistad y cariño hacia Mellado, el presentador invitaba a recibir la palabra del pregonero «con voluntad de escucha y con deseo de comprenderla» y recomendaba «ayuno y abstinencia» con el móvil.
Ya en el atril, colocado por primera vez en el centro del escenario, Mellado pronunciaba sus primeras palabras. «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?». La cal y las piedras de Santa Marina fueron el primer escenario que Mellado recorrió en su texto. «Cuando el Señor Resucitado, pasadas las tres de la tarde, cruza las arquivoltas de la parroquia de Santa Marina, nuestro corazón, inevitablemente, se encoge de pena, porque en nuestra alma cofrade presentimos que todo acaba, pero en nuestra alma de cristianos, sabemos que la Resurrección no es el fin , sino el inicio de la Semana Santa», exaltó.
Críticas a la Cabalgata
La celebración de Cristo Rey sirvió como antesala del primer poema hacia uno de sus titulares. «Y él la apretó con firmeza, mirándome agradecido, miró de frente a la cara, como se mira a un amigo. Y yo sentí estremecido, cómo en aquella mañana me regalabas Señor, la humildad de tu mirada », recitó en honor a Nuestro Padre Jesús Humilde en su Coronación de Espinas , arrancando el primero de los aplausos del público. La conmemoración de la Inmaculada Concepción o la festividad de la Esperanza hilaron su discurso hasta la llegada de la Navidad , con sus recogidas de alimentos y juguetes y la celebración de la Epifanía. «¿Perdón, en Córdoba hay cabalgata de Reyes?», se pregunta con ironía en referencia a «ese horror que se empeñan en llamar Cabalgata». Pasaje crítico, que fue recompensado con una gran ovación de los presentes.
El curso cofrade avanza con la llegada del nuevo año y los cultos de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza, avanzó el pregonero, parándose en cada hito hasta llegar a la Candelaria fiesta previa hasta llegar a la Cuaresma . Enmarcada en este tiempo de espera, el exaltador no quiso perder la oportunidad de lanzar una reflexión en voz alta sobre el papel de los cofrades. « Hace falta formar cofrades comprometidos , que sepan dónde están las raíces de esto que tanto queremos, que sepan que más importante que el patrimonio artístico lo es el humano, hombres y mujeres a los que muchas veces se calumnia y desprestigia por supuestos cofrades amparados en el anonimato de las redes sociales », denunció.
Un mensaje de aliento a las pro-hermandades o una crítica a los continuos ataques laicistas antecedían a la reivindicación de la Catedral como eje de la Semana Santa y el traslado de la carrera oficial.
Y con el nudo en la garganta el pregonero afrontaba las últimas páginas, en las que no faltó de nuevo un guiño a las madrugadas de antaño . Una mención a su Virgen del Carmen de San Cayetano , Expiración, Trinidad, Salud, Caridad, Cena y Sepulcro protagonizaron algunos de sus versos antes de llegar a la Plaza de Capuchinos el Viernes de Dolores. El comienzo de lo anhelado. El fin de una dulce espera que ayer Francisco Mellado describió con maestría en un pregón en el que la palabra fue la gran protagonista.