Contramiradas
Francisco Javier Vázquez Teja, arquitecto | «Actuar en el casco histórico de Córdoba es un calvario»
Gran parte de su obra la ha dedicado a recuperar el legado cultural. Y ya lo ven. Restaurar es una labor apasionante, dice, pero también un campo minado
Sobre el tablero de dibujo de su luminoso estudio, aún descansa la regla paralela y el escalímetro. La revolución tecnológica ha transformado radicalmente el oficio de arquitecto, pero Francisco Vázquez Teja todavía trabaja a caballo del lápiz y el ordenador. En la mesa conserva media docena perfectamente afilados, con los que dibuja los croquis que acabarán dando a luz sus obras arquitectónicas. Se colegió con 23 años y abrió estudio en la calle Cruz Conde cuando en Córdoba solo había 74 arquitectos registrados. Hoy el Colegio de Arquitectos cuenta con más de 500. No olvida su primer encargo. Una vivienda familiar para el médico Rafael Ruiz , cirujano jefe de la Plaza de Toros de Pozoblanco que intentó la dramática noche del 26 de septiembre de 1984 salvarle la vida a Paquirri .
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Son las 8 de la mañana del pasado viernes. Francisco Vázquez Teja nos recibe en su apacible estudio, situado en el ático de un céntrico dúplex .
Es usted experto en patrimonio histórico. ¿Por azar o por compromiso?
Por las dos cosas. En la carrera había poca formación en patrimonio histórico. Cuando salí, hice varios cursos en la Complutense de Madrid y otros puntos de España. En aquel momento, no desarrollé nada en ese ámbito. Luego, por vinculación con la Parroquia de la Trinidad a partir de 1983 y el Cabildo, empecé a hacer trabajos sobre patrimonio histórico.
¿La restauración es la hermana menor de la arquitectura?
Se suele decir que sí, pero creo que es de las más importantes. Cada vez hay una mayor sensibilidad. Y la conservación del legado cultural para reconvertirlo y poderlo utilizar con otros usos es más habitual. No se puede considerar una arquitectura menor. Hay creatividad porque tienes que generar, a través de soluciones constructivas, estructurales y funcionales, la capacidad de que ese edificio permanezca. No es una simple obra manual. Sobre la marcha tienes que ir reinventando todas las actuaciones. Y tienes que ser creativo para buscar la solución idónea.
¿Hay más creatividad en la arquitectura de nueva planta?
Cuando no es restauración partes de la nada. Tienes un suelo y tienes que desarrollarlo de cero. En la restauración, se parte de un elemento que ya existe, pero no quiere decir que no sea creativo. En todas las actuaciones hay una investigación y un análisis de lo que va apareciendo que te obliga a ser creativo en la solución que vas a plasmar para recuperarlo. Es verdad que no es la misma creatividad cuando diseñas un edificio de nueva planta. Pero no creas de la nada. Hay todo un bagaje histórico cultural que viene de atrás.
«El Vial es inhóspito. Tenemos que trasladar la naturaleza a la ciudad»
Nació en Santander pero se crió en Córdoba . Su padre era un gallego que emigró a la ciudad del Guadalquivir para inaugurar el primer hotel de lujo de su historia:el Meliá Palace. Hablamos de 1956 . Ese mismo año ya contrajo matrimonio. La madre de Vázquez Teja no soportaba el severo clima del sur y pasaba los meses tórridos en su Cantabria natal. Allí abrió los ojos el protagonista de la entrevista que tienen en sus manos. Su padre dejó huella como metre en el ya histórico hotel víctima de la piqueta en 2006 . Tanto que el nuevo pasaje abierto en la trasera lleva su nombre.
Estudió Arquitectura en la Universidad de Sevilla . Antes de terminar, efectuó sus primeras prácticas en el estudio del prestigioso arquitecto Rafael de la Hoz. Se licenció muy joven, con solo 22 años, y sus primeros proyectos los firmó en un despacho de Madrid, donde se estableció durante un año ante el bajón de actividad constructora en Córdoba a principios de los ochenta.
Entre 1986 y 1992 fue presidente del Colegio de Arquitectos. «Me embarqué en esa locura», afirma de forma gráfica. La experiencia, por lo que se ve, no le entusiasmó en exceso. «Sales muy escaldado. Pretendes hacer las cosas bien y te llueven las críticas por todos lados». Regresó a su estudio y adiós muy buenas.
¿Cómo anda de salud nuestro casco histórico?
Creo que se está perdiendo bastante. Estamos a tiempo de intentar recuperarlo, pero la última reforma de la normativa urbanística ha generado grandes problemas para que se siga desarrollando. La crisis generó un parón. Se ha recuperado la actividad edificatoria en el exterior del casco, pero dentro no. ¿Por qué? Por las trabas administrativas y porque no se han desarrollado las acciones que había que impulsar a nivel de equipamientos. Y eso es primordial. Córdoba debería hacer un esfuerzo. Actuar en el casco es un calvario.
¿Cuáles son los principales males del casco histórico?
Hay que tener la capacidad de entender que el casco es producto de un proceso histórico. Hay una norma que dice que el parcelario actual no se puede tocar. Yo no lo entiendo. La ciudad es viva. No puedes encorsetarla. Nadie me ha explicado por qué una parcela se tiene que conservar tal cual. Me pasó un caso curioso cuando hice la Hospedería del Churrasco. Se hizo un hotel sobre cuatro parcelas pequeñas. Y tuve que hacer un invento: poner cuatro entradas. Investigué y esas cuatro parcelas fueron fruto de segregaciones de una casa principal en 1927 . ¿Antes no era historia? Yo proponía recuperar la situación anterior. Fue imposible.
El arqueólogo Desiderio Vaquerizo dijo sobre la destrucción del patrimonio arqueológico cordobés lo siguiente: «Seremos terriblemente juzgados».
Cuando yo acabé la carrera no había ningún nivel de protección arqueológica . En la mayor parte de los solares alrededor del casco se ha destruido todo el patrimonio. Entonces no había esa sensibilidad. Pero se ha evolucionado mucho. Hay más conciencia en la gente del valor del patrimonio. Tampoco han ayudado las actuaciones de la administración, como es el caso de Cercadilla . Ahora sí hay los suficientes controles.
¿Pudimos salvar Cercadilla?
Se pudo. En aquel momento se valoró los costes políticos y económicos y se optó por lo más fácil: arrasar. Era imposible que una infraestructura viaria de ese tipo pudiera integrar los restos, aunque luego nos vendieron la burra.
«En Cercadilla se valoraron los costes y se optó por lo fácil: arrasar»
¿Qué hemos hecho rematadamente bien en nuestro planeamiento urbano?
Hemos creado una ciudad excesivamente expansionista, con lo que genera de gasto en infraestructura, movilidad y transporte. Córdoba no es una sociedad con capacidad económica . Es muy bonita, pero había que haberse sentado para hacer un análisis de lo que queríamos. Ha sido muy dirigida ideológicamente y, a veces, manipulada. Se debería haber hecho una ciudad más compacta y relacionada con el casco. Se han diseñado los barrios con estructuras duras. Las manzanas no favorecen la aireación de la ciudad por su orientación norte-sur. Por lo que no existe la sombra del propio edificio. Ni hay tanto verde.
¿Las ciudades andaluzas están preparadas para el calentamiento global?
En Córdoba no se han hecho actuaciones favorecedoras. El ejemplo de los Jardines de Agricultura, que tienen ya 200 años, no se ha repetido salvo alguna excepción. Hay que ver el caso del Vial . Tiene una zona verde pero la principal que utiliza la gente es inhóspita. Es como pasar por el desierto.
Por lo que se ve, no es partidario de la arquitectura dura.
En absoluto. Tenemos que trasladar la naturaleza a la ciudad. Vegetación, agua y elementos naturales. Se debería haber hecho un esfuerzo, pero políticamente no se ha querido.
¿Y por qué se ha apostado por este modelo?
Porque es más barato. Una plataforma pavimentada es más sencillo y más barato.
¿Y es partidario de la arquitectura espectáculo?
Para determinadas cuestiones, sí. Es el caso del Guggenheim . Se apostó por transformar una ciudad portuaria, gris y oscura como Bilbao en otra más atrayente y con más calidad de vida. ¿Qué se plantea? Montar un edificio donde es más importante el continente que el contenido. Se apostó por eso y ha sido muy importante para la ciudad. Pero no debe traspasarse al resto de la arquitectura, que debe ser más doméstica. No me gusta, pero entiendo que en determinados momentos se tenga que hacer.
¿Qué perdimos con el Palacio del Sur?
Una gran oportunidad. Pero se planteó mal. Debía haberse hecho de forma más coherente. ¿Qué disponibilidad económica tenemos? ¿Hasta dónde podemos llegar? Y, a partir de ahí, desarrollar un proyecto. Y no hacer un proyecto sabiendo que las cifras iniciales que se dieron no eran creíbles. ¿Qué pasó? Que si no puedes financiarlo estás haciendo un brindis al sol. Al final nos ha costado muchos millones de euros y lo único que tenemos es un papel.
¿En qué obra de Vázquez Teja se reconoce?
De las que tengo más satisfacción han sido las obras de restauración de los últimos 15 años. Es apasionante enfrentarte con un edificio histórico. Me ha dado mucha satisfacción restaurar, desarrollar, conocer y recuperar algo para un uso determinado. Todas la intervenciones que he hecho en iglesias, el Palacete Barroco del Convento de Santa Cruz o el Palacio Episcopal las recuerdo con mucho cariño.