SOCIEDAD

La foto social de Córdoba, en cinco claves

Los balances anuales de las principales oenegés revelan una recuperación lenta ante la que no bajan la guardia

Un hombre pasea con un carrito por el barrio del Sector Sur VALERIO MERINO

IRENE CONTRERAS

Los últimos datos revelados por las principales oenegés que operan en Córdoba arrojan conclusiones preocupantes. La crisis que en las altas instancias políticas se suele dar por superada aún atiza a miles de personas, y prueba de ello son las casi 200.000 que en 2016 fueron beneficiarias de los programas de ayuda de colectivos como Cáritas , Cruz Roja , Prolibertas o el Banco de Alimentos . En una provincia de unas 800.000 personas, una de cada cuatro aún se ve obligada a acudir a organizaciones sociales para satisfacer sus necesidades básicas.

Han pasado casi diez años desde los primeros azotes de una crisis que dejó, a partir de 2008, un país maltrecho que resistía ante la lacra del paro , los desahucios y las insuficientes ayudas de la Administración. Córdoba no fue una excepción. Durante todo este tiempo, las cifras de paro han descendido, pero detrás de los números hay realidades como la emigración -cientos de personas, sobre todo jóvenes, han dejado de «computar» en la provincia tras haber salido al extranjero en busca de oportunidades-, la «vuelta a casa» de los inmigrantes y una recuperación del empleo marcada por la precariedad . Casi la totalidad de los puestos de trabajo que se crean en la provincia son de carácter temporal y los salarios no se han recuperado.

Durante los peores años de la crisis, mientras las Administraciones públicas ponían en marcha sus planes de austeridad entre masivas protestas en las calles, el trabajo silencioso de las oenegés ayudó a millones de personas a resistir los golpes y salir adelante. Siguen haciéndolo con las familias que atraviesan, todavía, una situación difícil. Esa mejora que se constata también en la recuperación de los mercados y el consumo no ha llegado a miles de casas, que fueron las primeras en sentir las consecuencias de la crisis y serán las últimas en darla por finalizada. Estas son las claves del problema en Córdoba:

1. Siete años hasta la recuperación total

Si se trata de exponer argumentos a través de los números, no cabe otra posibilidad que admitir que la situación ha mejorado. Cáritas atendió en 2016 a más de 100.000 personas , la mitad que precisaron de su ayuda hace tres años. Según el último informe de Cruz Roja, de las 54.341 personas que se beneficiaron de sus recursos en 2016 sólo 7.060 se consideraron en riesgo de extrema vulnerabilidad , pero más de 20.000 se beneficiaron del Plan de Ayuda Alimentaria. Queda trabajo por hacer. Según el último informe de la Fundación Foessa, tendrán que pasar al menos siete años para volver a la situación que existía antes del estallido de la crisis.

2. Nacionalización y feminización

El informe anual de Prolibertas , entidad que gestiona el comedor social de los Trinitarios , revela que desde 2007 ha habido un cambio de tendencia en cuanto a la procedencia de los beneficiarios. Si entonces sólo el 30% de las personas que acudían en busca de recursos eran españoles, el panorama ha ido cambiando progresivamente y ahora la proporción prácticamente se ha invertido . El 61% de los atendidos en 2016 eran españoles mientras que el 39% eran extranjeros. Al avance de la pobreza derivado de la crisis se suma la decisión de muchos inmigrantes de abandonar un país que ya no tiene mucho que ofrecerles. Por su parte, los datos de Cáritas revelan que la crisis no afecta a todos por igual. Las mujeres jóvenes son las que más acuden a las parroquias en busca de ayuda.

3. Carácter hereditario de la pobreza

En la presentación de su memoria de 2016, Cáritas adviertió del carácter hereditario de la pobreza. Quienes han pasado la primera etapa de su en un hogar sin recursos tienen el serio riesgo de sufrir los mismos problemas. Los más pequeños son víctimas directas de la situación que atraviesan sus familias, y por eso las entidades humanitarias se vuelcan especialmente con ellos. Prolibertas ayudó el año pasado a 157 familias, conformadas por 293 adultos y 332 niños. Cruz Roja tiene un programa dedicado específicamente a los menores que son víctima de exclusión. En 2016 cubrieron las necesidades básicas de 144 niños.

4. Más solidaridad entre los cordobeses

El desolador panorama social tiene también una cara positiva: los datos muestran que cada vez son más los cordobeses que se vuelcan con los más desfavorecidos y echan una mano para mejorar su alrededor. Prueba de ello son los voluntarios de Cruz Roja , que ya suman 3.251 en la provincia. Esto también se nota en el Banco de Alimentos, que cada año bate sus propios récords en campañas como la « Operación Kilo ». Su memoria de 2016 revela que la institución ayudó a 27.651 personas repartiendo 6.500 toneladas de comida, mientras que en 2015 fueron 4.700 toneladas y en 2014 4.300.

5. El Distrito Sur, «zona cero» de la crisis

Una de las zonas más pobres de España está en Córdoba, según se desprende de los indicadores del Instituto Nacional de Estadística (INE). El paro en los barrios del Distrito Sur alcanza en 2017 niveles preocupantes, y la respuesta de las instituciones no logra revertir la situación. Tal y como se expresó hace unos días en un reportaje sobre el Sector Sur publicado en este periódico, en ese contexto de depresión y desamparo la ayuda de las oenegés cumple un papel fundamental. Su trabajo no cesa y los números lo certifican demostrando una recuperación lenta que no cubre las expectativas de nadie.

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