Baltasar López - Primera plana
Una fórmula para los Patios
Es una obligación de la ciudad acometer un sistema para que perviva su fiesta
Arrancó ayer el concurso de los Patios , la fiesta más singular y bella de Córdoba. En esta edición, han eclosionado 46 recintos, con lo que se cumplen tres años marchitándose el número de participantes: el último ejercicio con subida fue 2014 y se alcanzaron los 55. La pasada semana, la alcaldesa, Isabel Ambrosio (PSOE), se refirió a los problemas que tienen los propietarios más mayores para seguir participando pero les dio un patadón adelante sin más. Se limitó a señalar de forma genérica que «tenemos que buscar alguna fórmula» para solventar esas dificultades, como si hablara del enésimo trámite de otro día en la oficina.
Por su bien (entendemos que optará a la reelección en 2019) y por el de la ciudad, su equipo debería recordarle que ya no es una anodina delegada del Gobierno, sino que ha sido elegida cuidadora de la capital. Eso implica arriesgarse, lanzar proyectos, tomar decisiones, meterse en jardines, acertar o equivocarse. Es bastante más difícil que limitarse a leer y defender los argumentarios e instrucciones que manda la Junta desde Sevilla, que es a lo que dedicó Ambrosio buena parte de los casi siete años en los que fue la cabeza visible de la Administración regional en la provincia. Y es a la regidora a la que le corresponde liderar las medidas necesarias para que esta celebración no se desenraíce en el futuro de la ciudad.
La principal mala hierba a arrancar es la falta de relevo generacional . ABC publicaba este fin de semana un estudio de profesores universitarios que constataba que la mayoría de los propietarios de los recintos que participan en el concurso aseguran que las ayudas municipales no llegan a cubrir ni la mitad del coste que les supone el cuidado de estos emblemáticos espacios. Una cosa es que los dueños sean altruistas abriendo sus casas para maravillar al globo terráqueo, pues no se nos olvide que estamos ante una tradición declarada Patrimonio de la Humanidad , y otra es que los tomemos por tontos que nos deben pagar la juerga que disfrutamos todos estéticamente y de la que gozan muchos económicamente. Porque el certamen deja en la ciudad más de seis millones anuales. No se trata de mercantilizar los Patios, convirtiéndolos en un «Disney World».
Pero sí habrá que habilitar mecanismos para que los propietarios no palmen pasta. El Ayuntamiento no tiene suficiente abono dinerario para hacer florecer esa medida, ni otras que necesita esta fiesta. Tendrá que hallar jardineros aliados en el Gobierno, la Junta y el sector privado. «Tenemos que buscar alguna fórmula» , que diría Ambrosio. Lo ideal sería que el Consistorio la encontrara y la plantara para que crezca un modelo de celebración que cuide más a los dueños de estos históricos recintos. Porque ellos son la semilla que permite que Córdoba eclosione cada mayo con tal fuerza de colores y olores que la onda expansiva llega al resto del mundo.