Toros
Finito, Díaz y Romero a hombros en Montoro tras repartirse siete orejas y un rabo
Seión de éxito ganador con una actuación cumbre de Finito y Curro Díaz
Dos toros de petición de indulto y dos toreros a un gran nivel. Finito , Curro Díaz y el hierro de Fuente Ymbro regalaron ayer una tarde de toros de notoria envergadura en el coso de Montoro . Sesión de toreo interminable , de fondo , de cuaje y relumbrón propiciada por un completo encierro del cordobés Ricardo Gallardo. Excelencia de protagonistas y antagonistas que dejó un gran sabor al cierre de temporada en la provincia, que no en la capital.
A la ya conocida conexión entre Finito y Fuente Ymbro se le sumó un nuevo capítulo en el cuarto . El diestro , que se mostró muy dispuesto en el saludo capotero dejó dos medias para el recuerdo , muy ceñidas. Con la muleta tomó la zurda para conceder dimensión a un proyecto de faena que se fundamentó sobre la zocata en el inicio, y siempre con la figura relajada y ejecutando con mando. Así, dirigió al enemigo con dosis de temple y coordinando su embestida con una ligazón por bajo que fue en constante crecimiento. El torero recuperó el toreo al natural para ligar en una faena que abrió seriales por ambas manos con dosis sin freno y en un proyecto inagotable de tauromaquia . Sobrevoló el indulto , porque la simbiosis fue perfecta y cuidada. Muletanzos de toreo en redondeo, de embroque al ralentí donde hubo fondo artístico, técnica y madurez. El matador , que finalmente tomó el acero a regañadientes, volvió a bordar el toreo .
En el que que hizo primero , el diestro , que fue desarmado en el segundo lance, hizo por recuperar el engaño para enjaretar un racimo de capotazos a pies juntos bajando las manos con temple. Después de brindar al público , el diestro comenzó por bajo para sacar con una buena serie muy pertinente , según metía la cara el animal, noble y con fijeza. En los medios y con la diestra compuso con estética y fondo antes de reincidir por el mismo pitón. Con la zurda, la faena tomó otro cariz , descendiendo un peldaño porque la res mostró menos intensidad . Pero el torero, relanzó su propuesta con otra serie con la diestra de trazo largo y corte declinado, por debajo del estaquillador, sosteniendo las manecillas del reloj a ritmo ralentizado. Al final, oreja .
En el segundo de Finito, por la plaza de Montoro sobrevoló el indulto, con una simbiosis perfecta y cuidada entre el torero y su oponente
En el quinto, Curro Díaz proyectó el toreo hacia una magnitud suprema . Se mostró armónico con la capa antes de brindar a Juan Rodrigo, hijo de Finito, para tomar con decisión la muleta e inmortalizar su esquema taurómaco, puro y aromático en esencia . De continuo, sin titubeos y con firmeza armó su engaño para pertrechar una gesta de la concordia entre toro y torero, con series por ambos pitones , de principio a fin, con la figura compuesta y aplomada , toreando con sentimiento y entrega. Faenón de Díaz e incontestable toda su manifestación creativa, que a punto estuvo de rematarse con un indulto. Al final, un estoconazo cerró su impoluta actuación ante su segundo. Dos orejas y rabo.
Al que fue segundo de la tarde , lo recibió con clase , regalando un saludo a la verónica de buen corte y con hondura . El diestro brindó al respetable tras un tercio de varas accidentado antes de iniciar una faena de muleta donde se mostró dispuesto con ambas manos, aunque la acción completa adoleció de continuidad, porque el astado se quedaba corto y no se empleaba . Más valiosa fue la propuesta del torero que la exposición del cornúpeta, intermitente, quizá el único animal al que se le pudo poner un pero.
Rocío Romero cortó dos apéndices ante su segundo novillo , el último de la tarde en una faena llena de disposición ante un enemigo con raza . La novillera se mostró coqueta con la capa sin llegar a romper. Sacó a los medios al animal para sortear seriales con ambas manos y con mas firmeza que ante el primero. Aunque faltó algo de continuidad y sometimiento. En su primero , que brindó a la afición, anduvo por debajo de la res , con mucho fondo. La intermitencia e indecisión mostrada relegó el rango la capacitación del animal concluyendo únicamente su acción con retales y gestionando mal con el acero.