Cultura

La fértil joyería de Córdoba, convertida en arte contemporáneo

Artistas plásticos como Ángeles Morejón o José Luque triunfan con colecciones que mezclan la vanguardia artística y la orfebrería

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Una gargantilla diseñada por Ángeles Morejón ABC

Félix Ruiz Cardador

La tradición y fama de la platería cordobesa ha sido desde hace siglos uno de sus sellos de identidad. Maestros artesanos fueron transmitiendo su saber generación tras generación y aún hoy, a pesar del impacto que el mundo globalizado ha supuesto en el sector, sigue siendo uno de los motores de la economía . Si a ello se le une que Córdoba ha sido una ciudad prolífica en artistas plásticos no es raro que algunos de ellos hayan acabado fundiendo dos mundos.

Ya lo hizo en su día Pepe Espaliú , que comenzó en los ochenta creando diseños dado que procedía de una conocida familia de plateros, y ahora prosiguen en ello artistas como Ángeles Morejón , que acaba de llevar sus creaciones a la Pasarela Madrid ‘Fashion Week’ esta misma semana; o José Luque , que expone desde el pasado 4 de mayo la muestra ‘Domus Aurea. Joyas y dibujos preparatorios’ en la sala del Colegio de Arquitectos . La suyas son obras exclusivas, únicas, alejadas de los sistemas estandarizados de la producción de la gran industria. Pequeñas obras de arte que caminan entre dos mundos marcados por la belleza y la creatividad.

«Mi padre murió a los 82 años aferrado a su banco de platero»

Ángeles Morejón

Artista

Ángeles Morejón, formada en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, explica que vuelve de Madrid satisfecha, pues ha sido « una experiencia increíble , una gran ilusión, que me ha permitido hacer más visible mi trabajo y darle más impulso a mi trayectoria profesional». En su caso, como también en el de José Luque, influyó la tradición platera a través del entorno familiar. «Mi padre murió a los 82 años aferrado a su banco de platero», explica.

Con doce años se incorporó al taller paterno y de su mano aprendió «los pilares básicos de este bello oficio, pues era un gran maestro de la joyería». De eso hace ya más de 43 años. Ángeles, que tiene en el oficio el rango de oficial de primera , afirma que hoy se siente «heredera de un oficio milenario que él dejó palpitando en mis manos».

Con ese legado, lo que hizo la artista, que también se dedica a la escritura de narrativa y poemas , fue formarse en otros campos y enfocarlo todo hacia un tipo de joyería muy singular: la de autor. «Siempre he sido muy inquieta con respecto al arte y he combinado todo tipo de cursos de formación con mi profesión, la joyería», explica. Así incorporó conocimientos de diseño en 3D, Photoshop, diseño web y multimedia, esmaltado a fuego, tratamiento de superficies, grabado-engastado, escultura en bronce , pintura y grabado artístico. «Al final, lo que hice fue canalizar todo este aprendizaje», recuerda.

El resultado de ello es una obra muy personal , que se ha podido ver recientemente en exposiciones en Córdoba o en Cádiz, y que resume como «una búsqueda constante a través del trabajo, del estudio de las formas, de materiales, texturas y colores, siempre intentando ser original». En cuanto al origen de sus piezas, explica que «a veces parto de una silueta inspirada por la naturaleza , otras veces es una piedra la que me inspira la joya, pero casi siempre comienzo esbozando un dibujo sobre el papel, aunque luego a la hora de crear la pieza vaya tomando formas diferentes».

Para sus creaciones utiliza metales nobles como el oro y la plata que combina con el cobre para realizar técnicas ancestrales como son el ‘mokume-gane’, la reticulación o la granulación. Usa también piedras naturales y, según explica, «incluso he realizado algunas joyas con madera de raíz de olivo».

Morejón reflexiona sobre su trabajo y explica que hay «una gran diferencia entre esta joyería y la convencional , algo que el público entiende». Este tipo de joyería ha encontrado un lugar propio en este difícil mundo del arte, haciendo de un oficio artesano una forma de expresión artística donde cada joya es una pieza única, una pequeña escultura, que consigue hacer sentir al artista un bien emocional como creador, y a través de ellas intenta transmitirlo a aquellas personas que las poseen o simplemente las contemplan. Con la joyería de autor , según Morejón, «se puede expresar libremente todo aquello que surge de tu imaginación, crear un diseño, darle vida con tus propias manos, y cuidar cada detalle, con el amor de quien intenta transformar sus sueños en una obra de arte».

Un boceto de José Luque ABC

José Luque

Una percepción similar tiene el artista José Luque , formado también en la Escuela de Artes y Oficios y nacido al igual que Ángeles en una familia de tradición joyera, pues su padre trabajaba en una fábrica del sector. Al acabar sus estudios lo contrataron para el diseño de productos de orfebrería y ahí comenzó su andadura. Formó parte de los movimientos pictóricos cordobeses de los años 80 y, en paralelo, trabajó durante décadas en la platería.

Hace seis años decidió dedicarse de lleno a la joyería de autor , a la que le venía dedicando sus horas de ocio en su estudio doméstico. Trabaja a diario en su taller de la calle Abéjar, en los aledaños del Realejo , y explica que cuando fue a darse de alta en Hacienda fue cuando descubrió que existía un epígrafe concreto para su labor: la joyería escultórica , algo que le gusta pues al igual que Ángeles Morejón considera que las joyas son pequeñas esculturas. Lo suyo lo entiende como una vocación profunda y piensa que el joyero que lo siente de verdad no se jubila nunca y su banco de trabajo y sus herramientas lo acompañan allá donde vaya y hasta el final de su vida.

«Hay que ser flexible cuando llega el momento del montaje de la joya»

José Luque

Artista

Sobre las diferencias entre la platería tradicional y la joyería de autor afirma que son muy distintas y apenas tienen nada que ver en los procesos, que en este caso son exclusivos y artesanales . Luque explica que su trabajo comienza con el diseño sobre papel y en torno a las piedras o metales con los que va a trabajar. «El papel lo aguanta todo, pero luego hay que verlo en la realidad y por eso hay que ser flexible cuando llega el momento del montaje de la joya».

Trabaja siempre con un mismo objetivo: el de «huir de todo lo maquinal y frío» . Incluso las imperfecciones le resultan atractivas, porque considera que con ellas se humaniza la pieza y se aleja de las cadenas de montaje y de los procesos industriales. Aficionado a las antigüedades , suele incluir en sus piezas viejas medallas o crucifijos, que conectan a sus piezas con el pasado. «Me gusta dar vida de nuevo a esos elementos que utilizaron otras personas hace muchos años y que ahora encuentran una nueva utilidad», explica.

La obra de José Luque se puedo ver por primera vez en exposición en el Museo de Bellas Artes , hace ahora un año, gracias al ofrecimiento que el por entonces director de la pinacoteca, José María Palencia, le hizo al artista. Lo que presentó entonces fue una colección de piezas inspiradas en las mujeres que fueron protagonistas en la vida del pintor cordobés Julio Romero de Torres . No es extraña esta filia por el autor de ‘La chiquita piconera’, ya que Luque reside hoy en una casa que en su día compró el artista y en la que vivió la familia.

Tras esta propuesta, la nueva colección de este artista es la que se puede ver ahora en la sala de exposiciones del Colegio de Abogados y en la que se conservan diferentes restos arqueológicos de la Corduba romana. Para cohabitar de forma armónica con ese espacio, José ha ideado una colección inspirada en el mundo antiguo cordobés y en la que, con base en la forma de las teselas, se vuelve a rendir homenaje a las mujeres, en este caso a las cordobesas del periodo romano. La serie se llama ‘Domus Aurea’ y se puede visitar hasta el próximo 27 de mayo en este céntrico recinto expositivo. Hay en ella colgantes, anillos y también alguna pulsera.

El comprador

Sobre el sistema de venta de estos objetos, el artista explica que tienen un público muy específico , pues se trata de personas que tienen sensibilidad para disfrutar de objetos tan singulares y también la capacidad económica necesaria para poder afrontar su compra, ya que tienen un coste más elevado que una joya de fabricación industrial, pues su proceso de creación es mucho más extenso que el habitual. Reconoce en ese sentido que el marchamo de Córdoba es importante y un beneficio al salir al mercado pues significa prestigio y la vinculación con una ciudad que muchísima gente fuera de ella sigue vinculando con la orfebrería y la platería de calidad. «No es fácil, pero a mí no me ha ido mal», resume.

Tanto José Luque como Ángeles Morejón no conciben esto como una mera profesión sino como una forma de estar en el mundo , un modo de vivir. «La platería es un deslumbramiento total y para mí estar en mi taller es estar en mi mundo», explica Luque. También siente algo similar Morejón, que ahora ultima una nueva itinerancia de su última exposición a la ciudad de Málaga. La muestra lleva por título ‘Legado’ y es un homenaje sentido a la figura de su progenitor y a la herencia que le dejó en cuanto al amor a la creatividad y la joyería.

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