Cultura
Fernández de Córdoba, historia de un linaje más allá del Gran Capitán
El pasado de España e incluso el de América están marcados por esta estirpe, que se unió al nombre de Córdoba durante la Reconquista
El humanista cordobés del Siglo de Oro Francisco Fernández de Córdoba, abad de Rute, escribió una prolija historia de su propia familia, repleta de nombres ilustres. El manuscrito, inédito durante siglos, le salió extenso, de tal modo que cuando se publicó en el siglo XX ocupó más de 400 páginas. Allí arrancaba el religioso con modestia su relato, al afirmar que «la natural obligación a la patria y los progenitores me han movido a emprender obra digna de mejor arquitecto». También explicaba que «ésta es la descripción de la Casa de Córdoba , cuyos hijos, con el lustre de sus hazañas, han subido de punto el de este ciudad, origen de su nombre, si famosa antes por sí, hoy por ellas famosísima entre todas las del mundo».
Se entiende tal modestia del abad si se comprueba por ejemplo que en el directorio de biografías que la Real Academia de la Historia ofrece en su web a más de 140 referencias a personajes que han llevado tal apellido, muchos de ellos con nombres similares y que se entrelazan en varias líneas nobiliarias distintas. No hay duda de que el más famoso de ellos es el ilustre militar montillano Gonzalo Fernández de Córdoba , el Gran Capitán que brillase al servicio de los Reyes Católicos, pero lo cierto es que él sólo fue un eslabón valioso en una cadena repleta de anécdotas y de personajes singulares.
La vigencia de la familia Fernández de Córdoba sigue aún hoy y es frecuente encontrar el apellido asociado a numerosos títulos nobiliarios o a profesionales de diversa índole. Los descendientes de la Casa de Córdoba también se reúnen de forma periódica y disponen de una web en la que cuelgan documentos sobre su pasado. Uno de los textos más completos se debe al Conde de Gondomar, Enrique Fernández de Córdoba y Calleja, que glosó hace unos años en un trabajo los orígenes de la Casa de Córdoba y apuntó las biografías de sus hombres y mujeres más destacados. El autor afirmaba ahí «que el apellido Fernández de Córdoba es, seguramente, el que más ha intervenido en la Historia de España y el que ha aportado más importantes servidores a la Corona Española a lo largo de los siglos, al menos desde el año 999, o sea, desde hace 1015 años». Se preguntaba de hecho «si habrá en Europa apellidos» ajenos a dinastías reales «que en esos aspectos superen al nuestro en sus respectivos países».
Para defender tal afirmación, explicaba que los antepasados de los Fernández de Córdoba «emparentaron por matrimonio con nueve Reyes de Portugal, León, Castilla y Aragón». Y añade que «desde 1330 hasta 1931, durante 601 años, ha habido algún Fernández de Córdoba ocupándose de la seguridad personal del Rey, hasta 1711 como Alcaide de los Donceles y, luego, hasta que Alfonso XIII marchó al exilio, en la Escolta Real». Hay en la familia a lo largo de los siglos más de 20 personas condecoradas por la Casa Real con el Toisón de Oro. También, por medio de su ramificación americana y durante el siglo XIX, un presidente del Consejo de Ministros de la República de Perú, Alberto Elmore Fernández de Córdoba, o un obispo colombiano, Juan Vicente Fernández de Córdoba.
Orígenes francos y gallegos
El origen de la Casa nace sin embargo lejos de Córdoba, la ciudad que le acabaría dando nombre a la familia. Proviene concretamente de Galicia , según señalan diversas leyendas. En concreto, y según la versión más creíble, de un tal Don Faralando, que habría sido hijo del famoso Roldán del cantar, Par de Francia y muerto en 778 en la batalla de Roncesvalles. Don Faralando cuenta la leyenda que había ido a Santiago de Compostela en peregrinación a la tumba del Apóstol y que allí echó raíces, emparentando sus descendientes con personajes tan señeros como la reina de León Doña Urraca (1109-1126), hija y sucesora de Alfonso VI y de la reina Constanza de Borgoña.
El vínculo de la familia con Córdoba llega sin embargo dos siglos después, con el avance de la tropas cristianas por el Sur ibérico y en concreto con dos hombres de armas : los militares Nuño Fernández de Temes, gran maestre de la Orden de Alcántara, y Fernán Núñez de Temes, quien dio nombre durante la Reconquista a la localidad de Fernán Núñez y que fue el que recibió el título de señor de Córdoba por parte de Fernando III El Santo . Sería su vástago Alfonso Fernández de Córdoba el que utilizaría por vez primera este apellido como hijo de Fernán. Más adelante, la familia se iría ramificando en varias líneas nobiliarias asociadas con los Señoríos de Priego, Montilla, Baena, Aguilar, Cabra, Montemayor o Alcaudete, a los que hay que unir los títulos logrados por el Gran Capitán, como los ducados de Sessa y de Santángelo.
El apellido ha estado también estrechamente vinculado a la casa nobiliaria más importante de España, la de Medinaceli , aunque este título recae ahora, tras la muerte de Victoria Eugenia Fernández de Córdoba en 2013, en la Casa Hohenhole. Cabe destacar por último que, según el estudio Fernández de Córdoba y Calleja, este apellido está ligado en sus orígenes con personajes tan célebres como Hugo Capeto, rey de los francos en el siglo X y ascedente de Doña Urraca, o de Pipino El Breve y Carlomagno, ascendentes a su vez de Constanza de Borgoña, esposa de Alfonso VI de León y Castilla. Y también con Hernán Cortés, pues una nieta del conquistador se casó a finales del siglo XVI con un Fernández de Córdoba.
De todo este entramado familiar tan abigarrado han ido surgiendo con el pasar de los siglos numerosos personajes célebres, de tal modo que darían para un libro aún más copioso que el que en el Siglo de Oro escribió el abad de Rute. Destaca entre ellos el Gran Capitán, héroe de las guerras napolitanas, pero también otros menos conocidos.
Otros nombres ilustres
Hay entre ellos por ejemplo cuatro virreyes de Napoles, otros dos de Perú, dos de Nueva España o cinco gobernadores del Milanesado. También militares ilustres como Fernando Alfonso Fernández de Córdoba , que fue nombrado por sus hazañas primer Alcaide de los Donceles, o Diego Fernández Córdoba y Ramírez de Arellano, del que se dice que capturó a Boabdil en la Batalla de Lucena. También al lado de Carlos V y de Felipe II hubo un miembro de la familia, Diego Fernández de Córdoba y Zúñiga, marqués de Cardona y conocido como El Africano por sus andanzas en el Norte de África y como gobernador de Orán.
A ellos se pueden añadir otros nombres de diferentes épocas como Gonzalo Fernández de Córdoba y Cardona , que participó en la Guerra de los 30 años; Luis Fernandez de Córdoba y Arce, que gobernó Chile y Canarias en el siglo XVII; Diego Fernández de Córdoba y López de Roelas, virrey de Nueva España y de Perú; o el de Fernando Fernández de Córdoba y Valcarcel, que llegó a ser presidente del Gobierno en la España de Isabel II durante un día. Si a ello se unen religiosos destacados como el cardenal del siglo XVII Alfonso Fernández de Córdoba y Figueroa o del propio escritor y abad de Rute citado al inicio queda esbozado un mapa genealógico repleto de altas dignidades y que atraviesa la historia de España, que sería imposible de contar sin tener en cuenta este linaje que vino de Galicia para situar a Córdoba en el centro de la aristocracia española.