Rafael Ángel Aguilar - El Norte del Sur

Feriacall

Quién sabe en qué contribuye este postureo obsceno al bien de una sociedad harta de palabras y huérfana de esperanzas

Han visto el anuncio que dice que sin ti no hay Feria y se lo han tomado en serio. Como si la marca de cervezas les estuviera señalando a ellos directamente. Sí, a ellos, a los reyes del selfie en El Arenal, a los servidores públicos que con mucha abnegación y sacrificio no tienen más remedio que darse un paseo entre las casetas, saludar al pueblo, darles abrazos, explicarles cómo va la ejecución del presupuesto, la obra de la carretera comarcal, la evolución al alza del sector turístico. No, quien no lo vea es que no quiere verlo: se arraciman en torno a las jarras de cerveza , al vino de la tierra -de ésta o de otra-, a los platos de jamón de Los Pedroches y a las gambas de Huelva -aquí no hay playa- porque están en comisión de servicio. Uno trabaja tanto apoyado en una barra, aunque sea de hojalata, que en el despacho de la institución por la que se desvive. A los políticos hay que mirarles las suelas de los zapatos para comprobar que están a pie de calle , al lado de la gente que no llega a fin de mes y deshoja el calendario echando cuentas de facturas y de pagos a plazos. Y los mocasines o las chanclas del concejal o del diputado de turno andan ahora hasta las trancas de albero . Serviciales que son.

No, no es casual que sean tan dados a los autorretratos. Mirarse al obligo es una tentación que a ver quién es el guapo que se resiste. Lo de menos es que cada contribuyente dé una porción de sus impuestos para sostener los sueldos que han de merecer justo por lo contrario: por poner el foco más allá del narcisismo de las redes sociales , por tener más interés por hablar con quien ni siquiera puede pagarse una tarifa de datos de móvil que por buscar la oportunidad de inmortalizar una provechosa reunión de trabajo bajo la sombra protectora de la portada abrazado a un tipo con muchos seguidores en Twitter.

Parece mentira que a estas alturas nadie les haya advertido de que este afán por convertirse en trending topic tiene sus costes. Porque asesores pagan y más de uno con la cabeza bien armada y las medias suelas gastadas de verdad de tanto tumbo que ha dado. Un país que va a cumplir seis meses con un gobierno en funciones, que se da el gusto de repetir unas elecciones porque nadie se ha puesto de acuerdo en nada -como si después del 26 de junio no tuvieran que volver a sentarse a ver cómo se arma un gabinete-, ese país que se llama España y esta ciudad que se llama Córdoba no deberían permitirse que la política se diluya en una especie de photocall en el que las apariencias cuentan más que las ideas y las sonrisas entre coleguitas más que las soluciones a los problemas de los ciudadanos. Hay que preguntarse en qué contribuye todo este espectáculo obsceno del postureo al bien de una sociedad harta de palabras y huérfana de esperanza. Pero que los señores de los selfies no tengan tampoco prisa: les basta con esperar cuatro semanas cortas para volver a preguntarse por qué la gente vota lo que vota .

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