FERIA DE CÓRDOBA 2019
La Feria de Córdoba ya es un río de diversión sin dejar de fluir
Miles de personas abarrotan El Arenal de estética, diversidad y ganas de disfrutar
A ciertas horas, hay dos ríos en la Feria de Córdoba . Uno es el Guadalquivir. Parece que nadie recuerda que también está allí, al lado del Arenal, como si el Guadalquivir sólo existiera para la postal inmortal en que se refleja la Mezquita-Catedral . Y otro es el que fluye, cerrado y casi geométrico, por las calles de la Feria de Córdoba, sobre todo por la que también lleva el nombre de Guadalquivir. Es todo un juego de espejos .
En algunos días ha podido pasar por ser un arroyo seco , de esos que se agostan y no lo parecen más que los ojos de los lugareños. A partir del miércoles, y sobre todo cuando llega el jueves , ya es un río caudaloso y diverso, mucho menos monocromo que el de verdad, porque en él caben todos los tonos.
Está el azul y el gris de los mejores trajes de hombre, los tonos no muy oscuros de los vestidos de cort o con que se monta a caballo y también la variedad de las capas de los animales, que no es nada monótona. Y están también las flores de algunas casetas, que se anuncian desde las portadas, y desde luego los trajes de flamenca, donde cabe toda la variedad.
El río de la diversión fluía allí por todas las calles, buscaba las puertas de las casetas y se metía hasta la cocina, si falta hacía, para conseguir que todo el mundo bailase, comiese, bebiese y tuviese un buen rato. Así se fue el sol y siguió la fiesta en todo lo alto y el río seguía sin detenerse por todo aquel recinto que era, por fin, menos Arenal que nunca.