Feria de Córdoba
Feria de Córdoba, cuando la gran metrópolis se queda en los huesos
El Arenal vive su segundo año consecutivo sin casetas y sin celebración tradicional de la Feria, con la portada vacía y las calles sin asomo de vida
![Dos caballistas vistos a través de la ventana de una caseta de la Feria de Córdoba](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2021/05/23/s/cronica-feria-cordoba1-kCnD--1248x698@abc.jpg)
Primer sábado de la Feria de Córdoba y Rafael Bocero está en Vera , cerca del Mediterráneo que baña las orillas tranquilas del Levante almeriense. Quién le iba a decir al que ahora es presidente de la Asociación de Casetas Tradicionales que un 22 de mayo iba a estar a más de 400 kilómetros de Córdoba y que a esas alturas no habría tenido que preocuparse de albañiles ni de electricistas. Cómo iba a pensar hace dos años que un día como aquel no tendría que pisar el albero de la Feria de Nuestra Señora de la Salud.
Rafael Bocero está por motivos profesionales siguiendo la Vuelta Ciclista a Andalucía , que salió de Vera para llegar hasta Pulpí , casi en el límite con la región de Murcia. Más lejos todavía de Córdoba, pero también más lejos de los recuerdos que le asaltan en estos días con el pinchazo de no poder reeditarlos.
Si un virus no hubiera provocado una pandemia mundial Rafael Bocero no habría estado en la provincia de Almería, porque la vuelta ciclista habría sido en febrero, y sobre todo porque habría sido el primer día completo de la Feria de Córdoba.
Se libró de tener que asomarse al Arenal vacío y de pensar que las calles sin casetas y la portada en los huesos eran como el esqueleto de un dinosuario que llevase allí desde mucho antes de que el tiempo fuera el tiempo. Se quitó de ver que desde lo alto de las atracciones que ahora llaman extremas no se veía la ciudad del millón de habitantes que en unos cuantos días de finales de mayo apenas duerme.
En lugar de las luces y de las humanos como hormigas estaban el albero y el vacío; en vez de las lonas y los muros de obra, algo parecido a un plano en torno a una portada que este año no ha sido más que un bosquejo que nadie ha podido llevar a la realidad.
Cuando Córdoba echaba de menos otra vez sus Cruces de mayo habrían salido las bases del concurso y a partir de ahí habría comenzado el trabajo. Rafael Bocero es miembro de la caseta La Reja , que ganó el primer premio en las tres ediciones anteriores.
Mientras sus paisanos estaban haciendo cola para ver los Patios, que este año sí pudieron celebrarse, él habría estado preocupado por la construcción de La Reja, que se hace de obra. Y no es fácil, porque hay que estar pendiente de que cuando terminen los albañiles vayan los que hacen la instalación eléctrica , y coordinar que en el momento que vaya un operario los anteriores hayan terminado, y ocuparse del servicio de cátering y de cocina.
A la hora en que la serpiente multicolor de los ciclistas caminaba hacia el este algunos envidirían a los que disfrutaban del mar en Mojácar o Garrucha. En Córdoba el sol era inclemente y el verano había adivinado que no había Feria y adelantaba las hostilidades de los 34 grados .
De entre las familias que habían pasado l a mañana en los cacharritos había quizá algunas madres jóvenes que recordaran el lugar en que se bajaban del autobús para hacer el paseíllo vestidas de flamenca en tiempos en que sólo tenían que preocuparse por estar casi impecables toda la tarde.
![Cuatro jóvenes vestidas de flamenca en la Feria de Córdoba](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2021/05/23/s/cronica-feria-cordoba2-kqVB--510x349@abc.jpg)
Ya en los años anteriores sabían que tenían que estar pendientes de los niños y la forma de pasarlo bien es bastante distinta, pero la imaginación era capaz de volar a los tiempos en que la cola y los volantes pesaban mucho menos que una pluma y podían moverse en sevillanas que, de cuatro en cuatro, iban multiplicándose hasta el inifinito desde una caseta hasta otra. Hasta que iba amanaciendo y hasta cuando el cuerpo pedía un ritmo distinto , que de vez en cuando la Feria de Córdoba ofrecía la posibilidad de escaparse.
Otro padre de familia huyó en silencio con la mirada y con la memoria hacia la calle Guadalquivir , por la que alguna vez pasó a lomos de un caballo . Ni este año ni el pasado pudo conocer el paso calmado que hay que seguir en los días de fiesta.
El 1 de junio de 2019 terminó en El Arenal una fiesta que tendrá que esperar, como muy pronto, hasta 2022
Por la Feria pudo cruzar alguien de esos que la viven desde mucho antes de que luzca el alumbrado. Para gente así, la cartografía de las casetas existe sin atender a si están puestas o no. Muchos conocen el nombre de la calle de Enmedio que cruza el Real como la columna vertebral que puede llevar a todos los rincones.
Hay que imaginarlo al caer la noche, porque estos días echan a la gente del sol, con el paso quedo de quien no tiene prisa y en el fondo tampoco motivos para marcharse, buscando las cicatrices de una fiesta que se cerró hace dos años para una ausencia que no estaba en ninguna pesadilla.
El que vive la Feria más allá del tópico de los excesos es capaz de reconstruirla aunque no encuentre nada más que vacío. Por eso, incluso cuando no hay nada, escapará de las grandes esquinas en las que normalmente se abren casetas enormes en que los asados se preparan a la vista del público.
Buscará con la guía infalible de la tradición los lados y el centro, y por Judería estará otra vez el Real Círculo de la Amistad y en la calle Alcázar La Reja, El Bocao, La Trabajadera y Amigos del Samorejo y Perejil , entre otras muchas.
En Puente Romano habrá reparado en que allí tenía que estar la caseta del Cristo de Gracia , en que tantas familias comieron y pasaron los ratos de la siesta sin salirse un metro de lo más castizo. Por Corredera se alzarán otra vez El Lagarillo, la Espuela y la Expiración, que fue la primera cofradía que llegó a la Feria.
Los cordobeses no han perdido el cariño por la Feria de Nuestra Señora de la Salud y en este tiempo hacen planes para tener una caseta cuando la vacunación y la evolución de la enfermedad vuelvan a conseguir que el esqueleto de la fiesta tenga carne.
En tiempo de pandemia, casetas como la reja han visto cómo crecía la lista de espera de familias para poder pertenecer a ella
Lo cuenta Rafael Bocero: casi ochenta familias se han unido a la lista de espera para poder ser socios de La Reja, que por ahora, y mientras no haya bajas no podrá admitir a nadie por un simple problema de disponibilidad .
El Guadalquivir estaba en la calma de cada mayo y este año echaría de menos las borracheras solitarias y el amor aprendiz de las parejas que se habían hecho en esa misma noche, quién sabe si sólo para esas hora o para un camino tan largo como el mismo curso que bajaba hacia el mar. Cuando se despidieron de las luces de neón y de la metrópolis efímera el día 1 de junio de 2019 nunca pensaron que iba a ser tan largo el camino hasta el año que viene.
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