REPORTAJE
Las familias de niños con necesidades educativas especiales piden más recursos en Córdoba
La Junta de Andalucía asegura que de las 769 unidades específicas absorben la demanda
El caso es conocido: un niño autista de La Carlota se ha quedado sin escolarizar porque la Junta de Andalucía le ha denegado plaza este curso en el colegio en el que llevaba tres años con su hermano y en el que no tenía recursos adaptados a su discapacidad; a cambio, Educación lo ha trasladado, sin el concurso de sus padres, a otro centro de la localidad donde este ciclo escolar sí hay un aula específica para alumnos de su mismo perfil. Los progenitores se niegan a escolarizarlo en este último colegio porque separa a su hijo de su entorno familiar y porque los recursos que pone la Administración autonómica a su disposición no son los adecuados.
El episodio ha vuelto a poner de manifiesto las lagunas de la educación especial en la provincia, de la que las asociaciones que aglutinan a las familias de estos menores llevan años quejándose, así como también lo hacen la mayoría de los sindicatos de profesores, tanto de la escuela pública como de la privada. La visión de la Junta es que los recursos que existen se adaptan en líneas generales a la necesidad existente: los últimos datos de los que dispone la Delegación de Educación señalan que en la provincia hay este curso 769 unidades dedicadas a la atención a ñiños con problemas adaptativos, de las cuales nueve son de nueva creación (cuatro de ellas en la capital).
Se trata, con todo, de un entramado que se queda pequeño según la Federación de Educación con Necesidades Especiales (Fedune). Su presidenta, Lourdes Morales, señala que «son muchas las dificultades que pasan los padres con sus hijos en los colegios». En esta línea, la presidenta de Fedune apunta a varios factores como «el retraso en los diagnósticos» y, sobre todo, la «falta de recursos humanos en los centros escolares, ya que muchos niños están escolarizados en modalidad B en una clase normal, pero necesitan apoyos de pedagogía terapéutica, audición, lenguaje o monitores que les ayuden, y no hay personal suficiente».
Patologías variadas
Las patologías de los alumnos que precisan de una atención especial son variadas. Una de ellas es la de Alta Capacidad: en Córdoba están diagnosticados con ello más de mil niños. María del Carmen Trillo es la presidenta de la Asociación de Altas Capacidades de Córdoba (Asuco) y explica que «tenemos un protocolo en Andalucía que, aunque es de los mejores del país, tiene que actualizarse y mejorarse». Dentro de este protocolo, el profesorado cumple un papel principal. El problema «es que están poco formados en Altas Capacidades y hay una necesidad imperiosa de cambiar esto porque, si no conocen las características no podrán identificarlos, al igual que ocurre con los equipos de orientación», alerta Trillo.
En alza se encuentra el Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Según los expertos, entre el 5 y el 7% de la población tiene esta disfunción, con o sin hiperactividad. En Córdoba, esta cifra supone unos 7.000 niños con este trastorno que implica unas necesidades educativas especiales dentro y fuera del aula. No obstante, el diagnóstico no es nada fácil por la ausencia, en ocasiones, de un protocolo claro de derivación. La presidenta de la Asociación Cordobesa de Déficit de Atención e Hiperactividad (Acodah), Carmen Pedrera, explica que «falla la coordinación entre Salud y Educación, ya que en ocasiones en Educación se identifica un caso y cuando se deriva a Salud allí consideran que no hay TDAH, y viceversa».
De otro lado, los problemas en la audición y el lenguaje dificultan mucho la evolución educativa de los niños si no se les aportan las herramientas necesarias para su total integración en el aula. Actualmente, hay más de 4.000 personas sordas en la provincia. Según explica el presidente de la Asociación de niñas y niños sordos bilingües (Anbis), Manuel Castro, «los alumnos que sólo presentan sordera, sin ningún trastorno vinculado, tienen el mismo currículo que el resto, se les exige lo mismo pero necesitan intérpretes para tener las mismas oportunidades». Otro de los problemas «es que en Primaria los intérpretes son profesores, pero en Secundaria son sólo intérpretes».
Cuestión aparte es el autismo. El presidente de Autismo Córdoba, Miguel Ángel López, explica, sobre las necesidades que tienen los niños con trastorno del espectro autista (TEA) en el sistema público educativo de Córdoba, que la Administración «va generando recursos según van surgiendo las situaciones». En ese sentido, indica, hay «predisposición» para atender a los escolares con autismo. El problema estriba en que el número de efectivos humanos para trabajar en una inclusión educativa efectiva son «muy insuficientes». Para que dicha inclusión fuera «real», advierte López, «necesitaríamos muchísimo, muchísimo, más apoyo del que hoy tenemos».
La postura de FSIE y Escuelas Católicas
De otro lado, los principales sindicatos de profesores coindicen con los padres de alumnos en que los recursos de los que dispone la Administración autonómica para abordar la educación de los menores con problemas de adaptación patológicos no están a la altura real de las necesidades que existen. En otras palabras: que los profesores y los centros tienen que poner mucho de su parte para paliar el déficit de aulas y de efectivos humanos. En este sentido se expresó el secretario general de FSIE, Fran Pradas, que señaló que «todos los colegios concertados, cierto es, disponen de un aula de apoyo a la integración que, en líneas generales, absorbe la demanda, pero creemos que la Junta debería tomarse en serio la creación de un segundo aula por centro para que la atención a los alumnos fuera la mejor». Por su parte, la patronal Escuelas Católicas de Córdoba recuerda que «todos los cursos le pedimos a la Consejería de Educación que nos conceda más unidades de aulas de apoyo a la integración y educación especial específica y lo cierto es que nos las deniegan de un modo sistemático», señaló el presidente de la entidad, Antonio Guerra.
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