ARTE
La exuberante «Primavera» de Romero de Torres vuelve al mercado
La galería Lorenart lo mostrará en una exposición más de un cuarto de siglo después de subastarse
Ha pasado un cuarto de siglo en una colección particular, donde había llegado después de una subasta y ahora «La Primavera» , uno de los cuadros más personales de Julio Romero de Torres , está preparado para exhibirse en público. La galería Lorenart prepara en Madrid una gran exposición con posibilidad de venta directa al público en el que este lienzo estará presente.
Se podrá ver en el hotel Miguel Ángel de la capital de España entre el 18 y el 28 de octubre y todavía no está cerrada la lista de obras participantes, de forma que podrían estar presentes algunos lienzos más del pintor cordobés. «La primavera» ya es una de las estrellas de la exposición, hasta el punto de que la sala organizadora, como han hecho muchas firmas con la obra de Romero de Torres, lo ha utilizado como cartel de toda la cita por su espectacularidad y calidad.
Mercedes Valverde , directora de los Museos Municipales y máxima experta en la obra del pintor, explicó que se trata de una obra «muy interesante» por la temática y muy impactante por el tamaño : 111 centímetros de ancho por 181 de alto. Su título original es «La primavera: dos jóvenes con bodegón de frutas sobre paisaje cordobés». Y así es: una de ellas está sobre un diván y la otra toma en sus manos frutas de un plato.
Modelos
Mercedes Valverde explicó que son dos de las modelos preferidas por el pintor. Eloísa Muñiz «Amarantina» era una bailarina sevillana que aparece en casi una veintena de composiciones, como el «San Rafael» que se conserva en el museo. Sara Cecades aparece en más de una decena de cuadros y fue vedette de teatros importantes de Madrid.
El cojín que aparece se lo regalaron sus admiradoras y está lleno de mechones de sus trenzas y flequillos
Se pintó hacia 1923 o 1924 por un detalle muy concreto: el cojín sobre el que está recostada la modelo en primer plano. Era una pieza artística, bordada en sedas que representaban pájaros, pero cuyo interior resultaba todavía más llamativo: estaba hecho con mechones de pelo de mujer . «Se lo regalaron a Julio Romero de Torres sus admiradoras y tenía pelo de trenzas, coletas, flequillos y moños», relató la directora de los Museos Municipales. El pintor apreció aquel regalo tan singular que le hicieron en el año 1922 y por eso lo plasmó en esta obra. El cuadro se subastó a finales de junio de 1992 en la sala Fernando Durán y se vendió. Hasta ahora no había vuelto a salir a la luz.