Un experto advierte de que Córdoba y Granada son «causas irrenunciables» para los islamistas

En principio los conceptos de Islam y democracia distan mucho de ir de la mano , por lo que hoy «es muy difícil que la democracia, vista como un sistema de convivencia, arraigue en los países árabes, más que en los países musulmanes, pero, por supuesto, no es un imposible». Esta reflexión fue una de las conclusiones de la conferencia «Democracia y modernización en el Islam» , que ofreció ayer en el Tryp Córdoba Hotel, Florentino Portero , director del Instituto de Política Internacional de la Universidad Francisco de Vitori a , dentro del ciclo de conferencias del Instituto de Seguridad y Cultura.

Y si no es un imposible es porque, a pesar de que el Islam desde un punto de vista ortodoxo no puede evolucionar, los islámicos, sin embargo, no lo son. «Cada uno es como Dios le da a entender y en determinados países , como Marruecos, Turquía, malasia o Indonesia, se han producido avances muy importantes hacia un estado de derecho más o menos predemocrático », explicó. Sin embargo, allí la sociedad no está lo suficientemente madura para dar vida a una democracia.

Este historiador y analista en Relaciones Internacionales consideró también que, dentro de ese contexto , «Córdoba y Granada son causas irrenunciables para los islamistas» , que es la radicalización del Islam y aportan una interpretación de esta forma de vida nacida en la Edad Media «absolutamente loca».

Por ello, el esplendor musulmán de la Península Ibérica, simbolizado en la Mezquita de Córdoba o la Alhambra de Granada, es un activo para «la propaganda yihadista , que continuará y las maniobras de las comunidades musulmanas se sucederán para lograr una mayor cuota de poder en la gestión de ese patrimonio», advirtió.

Defendió que la mejor fórmula para abordar la integración de la población musulmana en España es «encontrar el punto de equilibrio entre el respeto a su bagaje cultural y la asunción de los valores y principios rectores de nuestro ordenamiento constitucional ». El problema es que, en la actualidad, España tiene «una debilidad crítica en el pulso contra el islamismo interior».