ARQUEOLOGÍA

La eternidad, al alcance de la mano en la Cueva del Yeso de Baena

El sitio natural permite un viaje en el tiempo a la única cavidad kárstica de la depresión bética

Turistas en el enclave natural S. N.

Sandra Núñez

HACE tres fines de semana la primera cueva en yeso visitable por el público volvió a abrir sus puertas. Es la Cueva del Yeso de Baena, a ocho kilómetros del núcleo urbano. Una formación kárstica en la que se puede apreciar tres de las cuatro eras geológicas, además «de la forma más diversa, curiosa y extraña», según el espeleólogo baenense y experto en esta cavidad, José Antonio Mora, para el que esta formación es «un fenómeno irrepetible» además de «la única cavidad de la depresión bética». La Cueva del Yeso es la tercera mayor cavidad en yeso de Andalucía y la quinta del mundo. Las otras cuatro se encuentran en Estados Unidos, Alemania, Suiza y Rusia.

El origen

De los, aproximadamente, 60.000 metros cuadrados que tiene la cavidad, tan sólo se puede visitar un cinco por ciento, 220 metros cuadrados, «las galerías en las que se empezó a iniciar parte del ciclo de formación de la cueva», según Mora. Un recorrido que se realiza en una hora. Un tiempo que se antoja extraordinariamente corto para conocer los últimos 220 millones de años de historia de la Tierra y que visitantes como David y Valvanera de Écija esperan que se amplíe.

Un deseo compartido por las autoridades de Baena que esperan con ansia el visto bueno de la Consejería de Medio Ambiente para poder ampliar la visita en 40 metros más y que la cueva esté abierta durante todo el año y no solo durante la época de hibernación de la colonia de murciélagos que la habita.

Para la pareja ecijana que visitaba la cavidad por primera vez el pasado domingo, «lo mejor de todo es que han puesto en valor una cueva que merece la pena desde cualquier punto de vista». Aseguraba David que «sabíamos perfectamente a lo que veníamos» pero «desconocíamos el detalle de la fauna que la habita o la existencia de una especie endémica de la zona, la gamba de Baena». También indicaban que «nos ha gustado mucho la poca humanización que hay.

En esta cueva la vida salvaje que hay dentro ayuda a mantener su ecosistema». Por otro lado, Valvanera apuntaba que «estamos acostumbrados a ver cuevas de estalagmitas y estalactitas y esta no es la típica. De yeso es poco común verla». Para David, «es la excepción dentro de una zona de calcificación como es la Subbética».

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