Terrorismo

Etarras en la cárcel de Córdoba | Solo una miembro de la banda armada continúa entre los barrotes de Alcolea

El centro penitenciario cordobés ha llegado a albergar a una quincena de reclusos del grupo terrorista; en noviembre solo quedaban cuatro y ahora únicamente cumple condena en Córdoba Ana Belén Egües Gurrutxaga, alias «Dolores»

Interior traslada a Jon Kepa Preciado, etarra de la línea más dura, de la prisión de Córdoba a una de Palencia

Centro penitenciario de Córdoba V.M.

D.D.

La presencia de miembros de la extinta banda terrorista ETA en el centro penitenciario de Córdoba ha quedado reducida a una única reclusa, Ana Belén Egues Gurrutxaga , alias «Dolores», tras, por un lado, el ininterrumpido traslado de internos de la banda armada a otras cárceles, o por su puesta en libertad tras el cumplimiento de la pena impuesta.

Hace una década, los barrotes del complejo de Alcolea llegaron a confinar a una quincena de condenados de la banda armada. En septiembre de 2018 ya solo quedaban nueve, según la base de datos de Etxerat, el colectivo de familiares y allegados de presos de la banda que históricamente ha pedido el acercamiento a las cárceles del País Vasco. Este pasado 2020, concretamente en octubre, la lista había quedado reducida a cinco: se trataban de Ibon Muñoa Arizmendiarrieta, Igor Portu, Javier Gallaga Ruiz, Jon Kepa Preciado Izarra y la citada Ana Belén Egues Gurrutxaga.

El mismo mes de octubre, Arizmendiarrieta, exedil de HB condenado por su complicidad en el asesinato del concejal del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco , quedó en libertad.

Había sido condenado en 2003 por la Audiencia Nacional a 33 años de prisión como cómplice del secuestro y asesinato de Blanco. La sentencia consideró probado que Muñoa alojó en su casa y ofreció su vehículo a los autores materiales del crimen, Irantzu Gallastegui, Francisco Javier García Gaztelu y José Luis Geresta.

Los siguientes presos de ETA en dejar la cárcel cordobesas fueron el pasado mes de diciembre Igor Portu y Francisco Javier Gallaga Ruiz . El primero fue trasladado a la prisión de Daroca, en Zaragoza. Tras ingresar el 11 de enero de 2008, cumple una condena de 40 años de prisión por asesinato, organización criminal, tenencia de explosivos, estragos e incendios.

Portu, que cumplirá las tres cuartas partes de la pena en junio de 2035, aceptó la legalidad penitenciaria y presentó un escrito en el que se desvinculaba de la actividad terrorista . Asimismo, fue progresado a segundo grado.

El otro recluso trasladado fue Francisco Javier Gallaga Ruiz, que pasó de la cárcel de Córdoba a la prisión zaragozana de Daroca. Tras ingresar en prisión el 14 de diciembre de 2004, comenzó a cumplir una condena de 30 años por los delitos de asesinato, homicidio, incendio y estragos.

Así, cumplirá las tres cuartas partes en junio de 2027 tras haber aceptado la legalidad penitenciaria y haber remitido escritos en los que renuncia al uso de la violencia y lamenta y se responsabiliza del dolor causado a sus víctimas .

Último traslado

El penúltimo miembro de la banda armada que quedaba en el centro de Alcolea era J on Kepa Preciado Izarra , alias «Oier», condenado a 377 años de cárcel por el intento de asesinato a la que fuera teniente alcalde de Portugalete, Esther Cabezudo. El etarra será traslado del centro penitenciaro de Córdoba al de Dueña, en Palencia. Preciado Izarra forma parte del «sector duro» que se enfrentó a la izquierda abertzale.

Así, la única condenada de la banda armada por delitos de sangre y en primer grado en la cárcel de Córdoba es Ana Belén Egues Gurrutxaga, exconcejal de HB en la localidad guipuzcoana de Elduaien y miembro del Comando Madrid de ETA. Fue condenada a 126 años por el asesinato del teniente coronel del Ejército Pedro Antonio Blanco, el 21 de enero de 2000.

La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) apunta que el 17,5% de presos etarras ya están en el País Vasco y el 42,4% a menos de 200 kilómetros.

La AVT ha criticado duramente esta «estrategia» del Gobierno de Pedro Sánchez y de «sus socios de Bildu», además de la intención de «despenalizar el delito de enaltecimiento del terrorismo» , a raíz de la proposición de ley que el pasado martes registró Unidas Podemos, que incluye la despenalización del delito de enaltecimiento del terrorismo.

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