Apuntes al margen
Estrategia y táctica en la VPO
Prometen rehabilitación pero no rehabilitan. Prometen alquiler pero no alquilar
La empresa municipal Vimcorsa acaba de firmar un acuerdo para la adquisición de tres parcelas en Huerta de Santa Isabel-Este que es uno de esos planes parciales que están más allá del horizonte. En tan señalado acto, de la mano del actual consejero de la cosa, Felipe López, se anunció la construcción de tres promociones con unas 302 viviendas más un edificio añadido que la Junta pone de su cosecha con 60 unidades habitacionales. Lo que el pueblo llano conoce como pisos. La gozosa operación ha sido valorada en cuatro millones de euros aunque se prevé la creación de una cuarta operación autonómica —realizada por la administración paralela AVRA— que elevará en 60 unidades más las VPO que se van a iniciar en los próximos meses. El presupuesto de todo supera los cuarenta millones.
La actividad, pese a tener sus peros, tiene elementos destacablemente positivos . En primer lugar, vuelve la fabricación de viviendas subvencionadas. Durante mucho tiempo, la actividad de la promoción de pisos se ha demonizado de una forma un tanto tarambana. La creación de lugares donde las personas vivan con un estándar occidental de calidad es una profesión perfectamente defendible. En este tipo de casos, sucede además que vecinos que tienen problemas para acceder al mercado libre —aunque de esto tendríamos que discutir seriamente— tienen un nicho para conseguir una vivienda a precios competitivos.
Sucede, sin embargo, que la vivienda de protección oficial se enmarca en políticas públicas. Es decir, esto no va de que las administraciones públicas actúen como promotoras privadas sino que den pasos orientados para que la actividad que desarrollan sirva a un bien común. Probablemente, con un robusto parque público de viviendas de alquiler —que tuviese la escala de la mayor parte de los países europeos— el problema de los desalojos creado por la crisis económica se hubiese paliado de otra manera.
Políticas públicas
Lo que dicen las políticas públicas —sean del partido que sean— es que la VPO tienen que apostar por la rehabilitación de lo ya construido de forma que se evite el despoblamiento de zonas como los cascos históricos o los barrios que sufren de forma acuciante esta realidad. Sin embargo, toda la operación firmada se va a realizar en suelos de nuevo desarrollo por razones de mera economía. Vimcorsa no realiza una operación de cierta enjundia en la Córdoba vivida desde la urbanización de las antiguas cocheras de Aucorsa en la avenida de Libia por empeño personal de su entonces gerente, Antonio Portillo . El resto han sido promociones como las de San Cayetano o María Auxiliadora, de menor calado. La Junta, directamente, es que ha realizado muy pocas promociones. Sí es destacable el trabajo que hizo, hace ya años, en la Corredera y la pequeña promoción levantada —tras una década de primeras piedras— en las Siete Revueltas .
Dicen también las políticas públicas —los cientos de folios que sobre el particular se redactan— que hay que apostar por el alquiler. Pero resulta que ni una sola de las viviendas que se están construyendo o diseñando van a entregarse de este modo salvo los apartamentos para mayores de Sama Naharro, que tienen un perfil más asistencial. Vimcorsa y AVRA quieren construir, buscar clientes en su registro y vender cobrando los beneficios. El objetivo es estabilizar las cuentas de las promotoras públicas, que también han tenido su racha mala. Aseguran los gestores de estas entidades que, dado que el Gobierno de Madrid ha optado por darle un tijeretazo a las líneas de ayudas al alquiler, levantar una promoción de este tipo les obliga a aguantar a pulmón toda la amortización de la carga financiera necesaria. Eso ocurre, fíjense qué curioso, en un momento en el que hay tortas por entrar en el mercado de renta inmobiliaria que promete unas plusvalías superiores a las de cualquier vehículo de inversión especulativa que se pueda contratar.
Si los operadores públicos están aplicando una táctica diametralmente opuesta a la estrategia que dicen haberse fijado, puede llegarse a la conclusión de que vuelven a hacer las cosas como antes de la crisis del ladrillazo que también destruyó, no se olvide, la VPO tal y como se conoció durante décadas . Olvídense entonces tantos papeles y tantas buenas intenciones. Si esto va de vender pisos con piscina comunitaria y de tener empresas pagadas con el presupuesto que compiten en el mercado, igual es mejor que se diga de esa manera tan cruda para no seguir haciendo trampas al solitario.
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