Rafael González - LA CERA QUE ARDE
Esto nos cuesta una pasta
Contra el Estado Opresor, cobrando del mismo
Cuando el otro día varios tontos ociosos se concentraron en Córdoba contra la opresión del pueblo catalán , puede contar hasta seis cargos públicos que cobran gracias al Estado Opresor . El Estado Opresor, además de opresor es tan tonto como los tontos ociosos, porque subvenciona la tocada de huevos , los insultos y las moviditas. Llevamos ya demasiado tiempo con la cantinela del derecho a decidir, a hacer lo que democráticamente nos sale de los bajos democráticos y a convertir la democracia en el capricho ajustable de los niñatos que la propia democracia a criado de sus ubres, en el Estado del Bienestar que para ellos consiste en ganar pasta sin darle un palo al agua y pedir por esa boquita porque se les ha dado y se les otorgará. Con lo cual, la democracia consensuada hace años se ha vuelto en un Estado de Derecho líquido , hipster y a ritmo de Maluma en muchas ocasiones. El nivel intelectual de la muchachada, así como su capacidad crítica, conocimiento de la Historia y sentido de la responsabilidad quedó en manos de los experimentos educacionales, de los tunantes y de los tontos que de pronto se vieron con cargo y coche oficial sin más logros profesionales que militar desde chicos en la nuevas juventudes del partido, ser del pueblo del señorito que acaba en San Telmo o socio de las gurtels y demás tramas tan entretenidas. Quiero decir con esto que no culpo a los tontos ociosos del otro día, porque en el fondo estaban justificando el sueldo que les pagamos aun colocándose al lado de la ilegalidad y contra el más mínimo sentido común y decente que requiere el Estado de Derecho que nos otorgamos y que les garantiza su concentración y eliminarles los apuritos.
Es todo tan absurdo que hoy no voy ni a tirar por ahí: el mundo al revés es lo que vivimos en España desde hace demasiado tiempo y con más virulencia en estos últimos años, en los que hasta la Corona se vio comprometida y todo comenzó a derrumbarse, o seguía derrumbándose desde aquella famosa frase del « café para todos », en una Transición que lo menos que podía sospechar es que acabaría convirtiéndose en un circo global, donde nuestros tontos autóctonos -ojo, imbuidos de supremacía intelectual y de clase- manejan a la opinión pública, adoctrinan a los niños como curas (de los que abobinan) y de vez en cuando, antes de irse a la Corredera , se manifiestan contra la opresión que el estado español está ejerciendo sobre la democrática Cataluña. Mañana será una mani contra el heteropatriarcado que sufren las camareras de los polígonos industriales o los micromachismos, que son machismos chiquiticos que ofrecen grandes subvenciones a quienes tiene la capacidad de verlos, inventárselos, y hacer talleres para su prevención.
Todo esto nos cuesta una pasta. Y hasta la salud. Menos mal que sabemos que, en realidad toda la culpa la tiene Franco y eso nos deja más tranquilos: montarán un observatorio para estudiar la responsabilidad del franquismo en el uso de las leyes constitucionales. Esa mismas que les dan de comer a demasiado tonto que nos sale por un pico.