APUNTES AL MARGEN
Estar con Medina Azahara
No es cierto el apoyo a hierro de algunas instancias de la política con el yacimiento. La candidatura nació, digámoslo así, a pescozones y con no pocas zancadillas hechas a muy mala leche
El 30 de mayo de 2014 apareció en este mismo periódico una información a doble página firmada por el director de la publicación, Francisco Poyato, y por este que firma en la que demostrábamos de forma fehaciente que la Consejería de Cultura tuvo guardada en un cajón la candidatura de Medina Azahara como Patrimonio Mundial ante la Unesco . Concretamente, los papeles estuvieron en el cajón desde la salida de Rosa Torres de la Consejería, en torno a principios de 2010, hasta que Luciano Alonso decidió descongelar la situación tras los cambios que ordenó en la dirección del centro ordenando la salida de Antonio Vallejo, el histórico director del yacimiento y uno de los mayores expertos en su campo.
Usamos como fuente de aquel reportaje al propio yacimiento. El volumen 7 de los «Cuadernos de Madinat al Zahra» , una publicación que se realizaba en el centro para dar fe de todo lo que se hacía, explicaba que en primer lugar se contó con Víctor Pérez Escolano , un arquitecto de prestigio y en la órbita de aquella Junta de Andalucía, con el objetivo de preparar los documentos que sirviesen para poner la candidatura encima de la mesa .
La Unesco llegó a invitar , contábamos en aquella información, a Medina Azahara a que se presentase de una buena vez . En julio del año 2009, el director del Centro de Patrimonio Mundial, Francesco Bandarin, visitó Medina Azahara e instó a la Junta de Andalucía a que encargase los trabajos ya del dossier con el objetivo de elevar la candidatura a la agencia internacional de la ONU. El cambio de consejero, con la llegada de Paulino Plata, que sabía mucho de turismo pero nada de cultura, fue letal. La contratación de Pérez Escolano quedó parada.
La cosa no quedó allí. Antonio Vallejo , que era un técnico poderoso y con mano interna, decidió llamar a un segundo experto para que realizase ese trabajo. José Ramón Menéndez de Luarca , un arquitecto experto en patrimonio, empezó a trabajar para contar con toda la documentación llegado el caso . Hubo reuniones de estrategia en las que se dilucidó si era procedente una candidatura única del bien o una ampliación del Casco Histórico de forma que Medina Azahara fuese la parte alejada de un núcleo central. Y nada . Los servicios centrales volvieron a pinchar. Las estrategias territoriales de la Junta , tan catetas cuando quieren, determinaron que, como en la película, solo podía quedar uno . Y que ese uno, sin discusión, no podía ser uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes y con potencial en muchos kilómetros a la redonda.
Medina Azahara no entró en la lista indicativa del Gobierno español hasta 2014 . Y fue Luciano Alonso , primero, y Rosa Aguilar , de forma definitiva, quienes desempolvaron los legajos. El primero, porque hubo informaciones muy críticas con el criterio huidizo del Gobierno de la Junta. La segunda, porque vio una posibilidad cierta después de que conociese de primera mano los reconocimientos Unesco de la Mezquita, el Casco Histórico y diese los primeros pasos para los Patios. Las cosas como son. Aguilar fue quien metió el turbo , convenció a José María Lasalle (ministro de Cultura nunca nombrado del PP) y remitió la candidatura como única opción española.
Ahora hay un montón de mensajes cariñosos en las redes sociales pero lo cierto es que la candidatura a Medina Azahara, de feliz término, salió a pescozones . Entre otros, de algunos medios de comunicación y de personas de la política y la sociedad civil. Nadie podía imaginar que los caminos turbios que tomaron otras candidaturas fuesen, en este caso, tan rápidos. Icomos España nunca creyó en Medina Azahara porque entendía que las parcelaciones iban a ser un problema de primer nivel .
Bien, aquí estamos. Ahora la etiqueta de tuiter de j urar amor eterno a Medina Azahara es tan bella como falsa . Las perspectivas son magníficas pero no olvidemos que el reconocimiento de la Unesco no puede, no debe, ser una placa en la puerta para llamar a los turistas. Es, sobre todo, una enorme responsabilidad de las que cuestan dinero y decisiones . La primera , gratitud con quien hizo cosas .