José Javier Amoros - PASAR EL RATO

Estamos en lo mismo

Cuando Pedro García vuelva al anonimato la Historia lo pondrá en su sitio: un señor al que no le gustaba la Iglesia católica

García es la minoría, / y no se entera García. Lidera un grupo de 4 concejales en un Ayuntamiento de 29, y con esa fuerza política pretende marcar el rumbo y el ritmo de una ciudad de 350.000 habitantes . Su partido obtuvo el 12% de los votos en las pasadas elecciones municipales, lejos de antiguos esplendores, y con eso quiere dar el ser de un pueblo como Córdoba, que viene con el ser dado por la historia. Comunismo es humildad. En el conjunto de España se ha agarrado a la coleta de Pablo Iglesias para sobrevivir, creyendo que es la coleta del barón de Münchhausen, y que tirando de ella hacia arriba se salvarán de las arenas movedizas que los engullen. Pero mientras el dueño de Podemos tira de la coleta para subir él, aplasta contra la ciénaga las cabezas que considera menos esclarecidas que la suya, que son todas. Con el tiempo, se encontrará también en el fondo con los caídos.

No oculta uno su debilidad por García. Como el título de un inteligente manifiesto del profesor italiano Nuccio Ordine , publicado hace cuatro años, el político cordobés tiene para este columnista «la utilidad de lo inútil». Por eso le dedico tantas líneas, en vez de irme a pescar. Y además, no pretendo cobrar aparte por publicidad. Mientras exista él, habrá tema para el artículo, aunque no sea original. Lo de siempre, tratado como siempre.

Los ciudadanos que no pertenecen al Movimiento, que son los más, tienen buena opinión de la pasada Semana Santa cordobesa , y no le han puesto objeciones de relieve. Para García y sus nazarenos, que son los menos, estamos ante un apocalipsis civil: hundimiento del turismo, vidas y haciendas puestas en peligro por un trayecto inadecuado y desprotegido, calles tomadas por el ejército del Estado del Vaticano, que ya está planteándose inscribirlas a su nombre en el registro de calles. ¿Qué le va a quedar al pueblo, si hasta los veladores invaden las aceras? El Corte Inglés.

Este hombre gobierna desde hace dos años. A pesar de su empeño antirreligioso, que exige un nivel intelectual a la altura del enemigo, apenas ha propinado al adversario pellizquitos de monja Forcades y alguna reflexión teológico-política de graduado escolar. Como el río que nos lleva, la religión católica sigue en Córdoba su curso, solemne y apacible. Los creyentes van a misa los domingos, privatizando las iglesias, y los más perversos rezan para que García no cambie, porque eso da votos a la vida del espíritu. Marx no resucitó al tercer día, ese es el problema. ¿Lo conseguirá Pablo Iglesias?

Nuestro experto en Semana Santa es un disconforme profesional, muy en la línea de su ideología. Protestar hace más ruido que trabajar, poner pegas es más fácil que hacer cosas, y emboba hasta el éxtasis político a los alegres ociosos de la democracia. Si no existiera la Iglesia católica, ¿en qué ocuparía su tiempo el concejal García? Él no lo sabe, pero va directo a la fe por oposición. Tanta obsesión antirreligiosa no puede conducir a nada bueno, y este señor acabará pidiendo un cura antes de morir, como se cuenta que hizo la Pasionaria.

Pasará el tiempo sin el permiso de la autoridad competente, y cuando García vuelva al anonimato, alguien se interesará por sus logros, sus gracias y sus glorias. Y la historia, implacable, responderá: un señor al que no le gusta la Iglesia católica. Y poco más habrá que añadir sobre su biografía política.

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