Coronavirus Córdoba

Así está siendo la curva de los rastreadores de Covid-19 en Córdoba

Jorge Padilla, uno de los «detectives» de contactos de positivos por coronavirus, describe a ABC cómo es su trabajo

Jorge Padilla es uno de los rastreadores de Covid-19 de Córdoba Miguel Ángel Salas

P. García-Baquero

Los rastreadores del Covid-19 en Córdoba tienen en sus manos la responsabilidad de contener un brote y para ellos el tiempo es vida. En apenas 24 horas desde que se detecta un positivo, este equipo de sanitarios en la planta de Epidemiología del centro de salud Castilla del Pino tiene que acotarlo con la precisión de un neurocirujano y la destreza de un CSI. Los rastreadores cuentan con todas las herramientas que están a su mano, desde los registros de la Policía a los de Hacienda, pasando cómo no por las redes sociales. Están a punto de contar con una app de rastreo . El contacto de positivo por Covid puede entrar al día siguiente a la oficina y si no está alertado contagiar a todos sus compañeros. El equipo de rastreadores en Córdoba cuenta con enfermeros como Jorge Padilla , que tiene clara su misión: «Intentar que cuando se detecta un positivo rápidamemte tengamos los contactos estrechos , aislarlo y que no se extienda; somos ‘tiempodependientes’».

La premisa es clara, «el tiempo que estamos sin contactar y aislar a los contactos siguen contagiando». El reloj corre en su contra y por tanto en contra de todos. Este Equipo A de Salud llega a las 8 de la mañana al centro de especialidades Castilla del Pino, en Epidemiología. A esa hora de la mañana, sobre su mesa ya tienen los positivos del día anterior, con los que previamente contactaron a las 22 horas del día anterior, y ya les han pedido todos los contactos que tuvieron durante los dos días anteriores a presentar síntomas hasta esa fecha.

A cada uno de los positivos por PCR se les manda una hoja de cálculo con lo que deben hacer desde ese instante y para que anoten sus contactos. A partir de ahí el centro de salud de cada paciente realizará el seguimiento personalizado. Cualquier síntoma hay que comunicarlo rápidamente a las autoridades sanitarias para que no genere más casos y aislar a sus contactos. Jorge hace hincapié en que los contactos de un positivo se tienen que aislar, que no es confinarse, sino evitar el contacto con las personas con las que convive. Si no se convierte en transmisor y sus familiares en la segunda línea de la enfermedad.

Hay casos en que es muy complicado ese aislamiento , como el de una madre soltera con dos hijos en casa. En casos como ese hay que hacer un plan individualizado, cuenta Padilla, como pedirle que ventile constantemente el piso, que pase el menor tiempo posible en la misma habitación que sus hijos y siempre ella con mascarilla . Y sí, con casos en la mano, se consigue que esos niños no se contaminen.

Padilla tiene claro que ellos no son administrativos , sino que tienen una labor sanitaria que no es ni más ni menos que «valoramos el riesgo y estamos entrenados en entrevistas telefónicas y hacemos mucho hincapié en la responsabilidad con soluciones sanitarias. No se puede mandar a los niños con los abuelos. Si los llevas con sus abuelos, cuando dan negativo aún pueden estar incubando y comenzar en unos días a contagiar», explica.

Parte de la tarea de estos rastreadores es dar apoyo psicológico . Uno de los momentos más complicados es cuando le dices a alguien que es positivo. La madurez de cada persona, admite Padilla, es lo que determina su reacción. Los hay de 40 ó 50 años que se ponen a llorar , mientras que otros jóvenes son mucho más responsables, lo asumen y colaboran al 99 por ciento para «trabajar con los rastreadores» y localizar cuanto antes a todos los contactos. «Hay multitud de reacciones desde el pánico, el miedo o culpabilidad... hay de todo», comenta.

Los rastreadores están entrenados para lograr que colabore el positivo para encontrar a todos sus contactos. Jorge le dice directamente a los positivos: «Ahora tú tienes que trabajar con nosotros. Tienes que avisar a tus contactos, si tú me dices que ha sido contacto estrecho de un positivo un día, pero no le digo tu nombre, le digo que se vayan aislando. Y les dices que les vamos a contactar».

Este rastreador está convencido de que si le trasladas esa responsabilidad a ese positivo, suele responder y colabora. Es muy importante que «cuando le tranquilizamos y ha asimilado la noticia trabaje conmigo, tiene que saber que nadie tiene culpa, no pasa nada, pero te necesito en un ejercicio de responsabilidad y para darme tus contacto», explica.

Horarios

A las ocho de la mañana hay un circuito de Epidemiología con la gerencia. Cada uno contacta con un positivo, cada uno expone su situación y se pone en común. Otros registran en la red de alerta en «una rueda organizada», declara. Luego «llamamos a los contactos. La gran mayoría de ellos están avisados a esa hora», declara Jorge.

Si una PCR da negativo aún el periodo de incubación podría ser de 14 días. En los cuatro primeros no hay carga viral pero «no significa que en el día 6 o 7 seas contagiador con o sin síntomas», sostiene.

A las 13 horas comienzan las PCR. De 13 a 16 horas todos los contactos deben estar aislados y con PCR hecha. «Si hay muchos pues se amplía hasta las 10 de la noche», explica. A las 22 horas suele estar el resultado. La prueba es, asegura Jorge, «una herramienta opcional», porque «puedes revisar una segunda prueba a los 10 días o dejarlo aislado hasta los 14 días».

Ahora queda un último paso: «Estamos esperando una app de rastreo que pronto estará operativa, está aún en fase de pruebas y eso nos facilitará el trabajo... espero», concluye.

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