APUNTES AL MARGEN
Lo esencial, lo secundario
Viajar innecesariamente, mal; acopiar alimentos o dinero en efectivo, mal. Al final, las apelaciones han de ser órdenes
LAS apelaciones efectuadas por las autoridades para los comportamientos responsables y cívicos han topado con la dura realidad de la declaración constitucional de alarma que habilita amplios poderes al Gobierno para recortar, incluso, derechos individuales y colectivos como consecuencia de la rápida expansión del brote de coronavirus. La lección moral de todo ello es que las invitaciones se convierten en huecas cuando empiezan las colas en los supermercados con el riesgo de que se repitan en los cajeros automáticos. Toca ordenar el bien común desde los despachos oficiales. Probablemente , una germana actitud a la que no estamos acostumbrados los pueblos del sur, siempre anárquicos, que preferimos el boletín oficial a la responsabilidad individual cívica que, sumada, se convierte en colectiva.
Dar tiempo a los servicios sanitarios
Huelga hablar de Madrid o Córdoba cuando la transmisión se puede producir con estornudo fortuito, tocando el pomo de una puerta, dando un beso de buenas días. Lo esencial, hoy, es dar tiempo a los servicios sanitarios públicos (asumidos los privados, bajo una única autoridad) para que aborden la situación de las personas más afectadas sin poner en riesgo al resto de enfermos. Lo demás —insisto, hoy— se convierte en secundario. Por mucho que haya colectivos legítimamente preocupados por el qué hay de lo suyo.
Sencillamente, señores, hasta tanto no se controle la situación de nuevos contagios —o que se dispongan de fármacos de seguridad probada, cosa que puede tardar— lo demás importa menos o no importa. Es el estado de los pacientes, la seguridad de médicos y enfermeros (de toda la comunidad sanitaria, a la que tanto debemos), seguir los sencillos consejos de prevención lo que ahora toca en buena ley. Ya tendremos tiempo en el futuro, ya, de pedir explicaciones si hubiere que pedirlas. Les guste o no, Sánchez es el presidente de todos. Le guste o no, Moreno es la máxima autoridad de todos los andaluces. Les guste o no, hoy lo que toca es atender a sus indicaciones como alcalde de Córdoba.
«La deriva económica tiene pinta de trauma gordo en una sociedad como la andaluza»
La deriva económica tiene pinta de trauma gordo en una sociedad, como la andaluza, que tiene la economía de consumo y algunos segmentos del sector servicios como pilares fundamentales. Cuando se levantaba la cabeza de la gran crisis económica iniciada en 2008, nos encontramos con una situación de «shock» para la que va a hacer falta un trabajo muy largo de recuperación. Los análisis apuntan ya a problemas en los segmentos laborales más vulnerables, a las pymes con situación más precaria, al lado del mercado laboral más susceptible del dolor. Va a hacer falta mucha negociación pero también una Administración muy atenta a los excesos. A todos los niveles. En esto no va a valer mirar a Sevilla , a Madrid o Bruselas . La lectura de la última gran crisis ha de ser nítida.
Para que todo ello se convierta en una crisis más, los comportamientos importan aunque el final del camino, si las cosas se agravan, todos sabemos lo que ha de ocurrir: el ordeno y mano. Entre tanto, acopiar alimentos o dinero en efectivo está mal. Salir de una zona problemática para irse a la playa generando posibilidades de dispersión está mal. Y participar en actividades colectivas cuando se puede estar en casa está mal. Especular con bienes o valores está mal. Ahora no tocan banderas en los balcones sino compromiso colectivo y un silencio prudente.