Formación
La escuela de pilotos Grey Bird arranca en octubre sus clases en el aeropuerto de Córdoba
La compañía danesa recibe a los primeros alumnos para la obtención de la titulación
Para romper el techo de cristal hay que volar alto y Patricia Blanco , una cordobesa de 24 años, lo quiere hacer a varios miles de metros de altura. Por eso acudió ayer por la tarde a la jornada informativa que la escuela de pilotos Grey Bird , con sede principal en Dinamarca , convocó en el hotel Córdoba Center .
«Antes era azafata de vuelo , pero mi sueño es pilotar un avión , así que ya he empezado a dar clases aquí en Córdoba : para los tramos que me quedan tengo que decidir por qué academia me decanto», indicaba la joven minutos antes de que el CEO de la firma, Soren Moller, diera la bienvenida a los en torno a quince aspirantes a estar a los mandos de un avión comercial.
«Sólo el dos por ciento de los pilotos son mujeres, y el ochenta por ciento de las personas que se interesan por nuestra formación tienen entre veintidós y veintisiete años. La gran mayoría de ellos, al acabar los cursos, encuentra trabajo», señala el responsable de la compañía, que ayer mismo por la mañana cerró con el Aeropuerto de Córdoba el alquiler de varias oficinas, un aula y un centro de simulaciones, que les va a permitir fijar en la ciudad su sede en España .
Permanencia
«Hay otras escuelas de pilotos en Córdoba , pero nosotros somos la primera que se instala aquí de un modo permanente: el día 15 de octubre recibimos a veinte alumnos procedentes de Escandinavia, que vienen con seis aviones propios para hacer aquí hacer aquí las prácticas», informa Lidia Roset , la ‘base manager’ en España de Grey Bird.
¿Y por qué Córdoba ha sido la ciudad elegida? «Es un sitio sensacional: nos ofrece una buena climatología, un aeropuerto grande y, una cosa muy importante, que no tiene tráfico apenas, con lo cual es más sencillo que nuestros alumnos hagan prácticas», añade la directiva .
Esto de volar a cargo de varios cientos de personas se lleva en la sangre. Alejandro Aguado , un joven cordobés de 23 años, lleva desde siempre soñando con ponerse al frente de un avión . «Lo decidí a los cinco años, y ahora que estoy acabando mi carrera en la Universidad me he puesto a buscar una academia. Ése es el motivo de que esté aquí ahora», declara el muchacho, que cursa el tramo final de una Ingeniería que confía que le dé más posibilidades para que sus aspiraciones profesionales tomen cuerpo.
Porque para ser piloto no hace falta poseer una titulación universitaria: vale con el título de la ESO , con pasar un examen teórico muy exigente y con un alto nivel de inglés —al menos un B-2 —, además de que con un certificado médico aeronáutico. A la prueba teórica cada estudiante ha de llegar con la acreditación de haber cursado una formación de dos años que no es barata:la que ofrece Grey Bird en Córdoba no baja de los 80.000 euros, y por ahí anda también la competencia.