Jesús Cabrera - El molino de los ciegos
El Eroski
El supermercado cerrará en breve. Pero su huella quedará imborrable para los vecinos de Cuesta la Pólvora y Costanillas
Córdoba vivió hace poco más de dos décadas un fenómeno que, visto con perspectiva, no deja de ser singular, porque del mismo no había precedente ni además se ha vuelto a repetir. En aquel momento se construyeron de forma simultánea tres grandes centros comerciales , gigantescos, que se asentaban en tres puntos distintos de la ciudad y que casi al momento fueron asumidos por la población con tal grado de integración que inmediatamente sus marcas llegaron a eclipsar la toponimia de su entorno. Muchos no se mudaron a la avenida de Manolete, sino junto al Zoco ; una colisión de motocicleta no se producía en la glorieta de Santa Beatriz de Silva, sino al lado del Pryca Sierra , y el bar ése, el de los caracoles tan ricos, hay que buscarlo detrás del Eroski .
Este fenómeno cuajó de inmediato e hizo una fotografía fija que aún perdura, y en la que las denominaciones de estos centros comerciales calaron hasta lo más profundo del tuétano de los cordobeses. A la vez que expiraba el siglo XX la marca Pryca se extinguía dando paso a la de Carrefour , envuelta en una macrocampaña publicitaria y de imagen que, al menos en esta ciudad, de poco sirvió, ya que la denominación precedente es la que aún, pese al tiempo transcurrido, sigue prevaleciendo sin que esto haya afectado en absoluto al volumen de ventas. Cuando los del BBK aterrizaron en Córdoba en 2010 debieron olerse la tostada y decidieron mantener la marca Cajasur , aunque ya no tenía nada de caja y era un banco con todas las de la ley. Si hubieran impuesto las tres letras de BBK en todas las oficinas y en todos los soportes publicitaron hoy día estarían tirándose de los pelos por el error cometido.
Córdoba es una ciudad muy puñetera para su comercio tradicional. En las últimas décadas han cerrado sus puertas tiendas de toda la vida a una velocidad mayor que en otras ciudades. En cambio, los nombres de estos negocios perdurarán aún en varias generaciones , y así sigue hay quien coge el autobús en la parada de Fuentes Guerra y quien queda en la esquina del Labradores , por poner dos ejemplos de negocios que ya no existen.
Mientras en los otros dos grandes centros comerciales de aquella época se adoptó por parte de los cordobeses su nombre oficial, en el caso del Eroski hubo un consenso generalizado -ajeno a la participación ciudadana que tanto se lleva en esta ciudad- que decidió que la denominación del conjunto era confusa e imprecisa. Lo de Centro Comercial El Arcángel no gustó nada y se optó por una parte del mismo, la más singular, en una especie de sinécdoque toponímica que gozó de un éxito abrumador desde el primer momento. Aquella mole de tiendas que se alzaba sobre el solar del antiguo campo de fútbol en un proceso no exento de polémica de las gordas, junto al descampado en el que reinaba La Paquera todas las noches entre los camiones, se denominaría Eroski, como esa publicidad que se veía en la tele en la banda de los campos de fútbol del País Vasco.
Este macrosupermercado, santo y seña del barrio, cerrará sus puertas en unas semanas . Cuentan que otras marcas se han mostrado interesadas en ocupar los más de 13.000 metros cuadrados que deja vacantes en una zona con clientela fidelizada. Ya se verá lo que ocurre. Lo único cierto es que llegue quien llegue a este nuevo centro comercial deberá contar entre el haber del local que aquello se llame como se llame en un futuro seguirá siendo el Eroski para los cordobeses de la Cuesta de la Pólvora y los de las Costanillas.