Luis Miranda - VERSO SUELTO
Equidistancia
Al bloquear la declaración por Miguel Ángel Blanco, su actitud puede ser en sentido literal cínica y calculadora
Cuando se lanza la noticia de que Ganemos Córdoba ha bloqueado una declaración institucional del Ayuntamiento para recordar a Miguel Ángel Blanc o a los veinte años de su muerte se comienzan a leer muchos adjetivos de personas indignadas, que pueden considerar el acto «miserable», «ruin» o cosas peores, y también metáforas ilustrativas que muchas veces tienen que ver con el vómito. En realidad, la actitud de los chicos de Podemos en el Pleno no tiene que ver con la moral, sino con la estrategia . Se puede decir en sentido literal que su actitud es cínica y calculadora, más pendiente de los resultados que esperan conseguir y de su esquema ideológico que de una mirada ética y profunda de lo que pasó en esos días que sacudieron la columna vertebral (geográfica y espiritual) de España.
El sábado 12 de julio de 1997, muy poco tiempo después de que terminase el plazo macabro que ETA había dado al Gobierno con escenografía grotesca y desquiciada, yo había acudido a la piscina de un amigo, pero todos estábamos pendientes de la radio, que era el internet de la época, y por allí supimos de la noticia de que a Miguel Ángel Blanco, por quien clamaban decenas de millones de personas , lo habían encontrado agonizante con dos balas en la cabeza, de la muerte que se desmintió muy poco tiempo después y de la espera hasta que se confirmase en la mañana siguiente. Aquella tarde, no recuerdo qué emisora era, habló Rosa Aguilar , entonces portavoz de Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados, y dijo que ETA se había disparado «un tiro en la nuca». Ni ella ni luego Aute, a quien enlazaron luego con su inmortal «Al alba», mantuvieron ninguna obscena equidistancia ni hablaron de víctimas en general: como personas conscientes eran capaces de distinguir quién disparaba a los que no pensaban como ellos y quién ofrecía resistencia cívica y sin armas.
Los ecos de aquellos tiros se apagaron , los empresarios ya no reciben cartas de extorsión, pero ahora está en juego el relato, contar la historia de aquellas décadas que dejaron más de 800 muertos. La estrategia de Ganemos Córdoba-Podemos puede tener que ver con su idea de reinterpretar la transición como un pacto de apariencias para forjar un franquismo de baja intensidad con urnas. Si lo que Pablo Iglesias llama «el régimen del 78» no es una auténtica democracia —y lo insinúa cada vez que dice «nosotros los demócratas» como si sólo lo fuera él— de alguna forma los tiros en la nuca, los secuestros y la persecución del disidente en las microsociedades rurales no serían más que la expresión de un conflicto entre dos partes donde habría que llorar tanto por el que muere cuando va a poner una bomba como por el niño que está en la casa cuartel de la Guardia Civil donde estalla otra. Si además quienes han puesto más sangre son el Ejército, la Guardia Civil, la Policía y los partidos que han estado en el eje del sistema, tienen la excusa perfecta para guardar la equidistancia autosuficiente de quien dirá estar por encima de todos por no ser suya esa guerra.
La estrategia puede ser buena para la Guerra Civil, hoy casi prehistoria, y la transición, pero de los que se despertaron con la bomba que mató al sargento Ayllón y de los que salieron a la calle por Miguel Ángel Blanco todavía quedan en Córdoba demasiadas personas vivas, no todos votantes del PP, y capaces de recordar solitos por qué están en la cárcel quienes según alguno deberían salir.