El estilita

Encomendarse a los santos

La izquierda evoluciona. Ya no quema templos. Sólo los usurpa

Puesta de sol con la Mezquita-Catedral de fondo VALERIO MERINO
Javier Tafur

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ENCOMENDARSE a un santo. Esto es lo que hacemos todos por si acaso cuando la cosa se nos pone un poco cuesta arriba. Es lo que hacemos sobre todo en esta tierra de María Santísima , que lo es por la devoción mariana de nuestro cristiano rey Fernando , que al devolver la cruz a estos lugares, con benigna espada y la imagen de Nuestra Señora en el arzón de su caballo, fue convertido en santo. Es lo que viene a reivindicar ahora la izquierda en su historiado informe anticlerical, con raro entusiasmo monárquico, a la par de hagiográfico, exento de ironía. No por ser el anticlericalismo su afición más antigua, los argumentos de la izquierda han de mantenerse en la estricta fobia original. Ya han dicho algunos que el hecho de no pretender quemar las iglesias, sino solo usurparlas, supone un avance civilizatorio. Adaptarse o morir. El tránsito del comunismo al populismo es una necesidad estratégica. Del mismo modo que la alianza con la izquierda burguesa sigue siendo tácticamente imprescindible para la obtención del objetivo sin retorno, que es la conquista del Estado, con el defenestramiento final del aliado. El PSOE puede ser más o menos consciente, aunque no posea otra memoria histórica más indubitable.

En realidad, lo de encomendarse a los santos lo venía haciendo ya, con más estilo y sociabilidad, Rosa Aguilar , que a veces parecía una camarera de la Virgen más que una alcaldesa comunista. De hecho, los curas siempre tuvieron de ella la inquietante percepción de una monja alférez y probablemente el PSOE la contratara por esta condición. Ambrosio no es tan roja ni tan lista, ni siquiera tan política, pero tiene que sobrevivir. Por eso le han ordenado que diga que le parece riguroso el informe que no ha leído. Porque la fe mueve montañas. Y solo la fe convence al pueblo, que es de lo que se trata. Al cabo, si el pueblo cree que la Mezquita-Catedral es suya y de nadie más, habrá vencido la demagogia, que es el nombre en clave que la izquierda da a la democracia. Tal era la razón de buscar a unos aventureros que hicieran el trabajo sucio que la ideología impone. Es cuando aparece el viejo Federico , director general de la Unesco y de tantas otras cosas, que, degenerando, degenerando, deviene en chequista y presidente de una comisión provinciana de ateos retestinados. Para él, que meaba agua bendita en un matraz, debe haber sido como bajarse del caballo sobre la boñiga del mismo recién depositada. Pero hay años que no estamos para nada, especialmente cuando han pasado demasiados desde que uno era un joven subsecretario con futuro, grato a los ojos del Generalísimo .

También aperecen un par de historiadores que habrán ejercido de negros . Uno de ellos ha escrito un artículo posterior para que no quepa duda de quién es y a quién sirve. Tal vez porque se sintiera incómodo utilizando al santo rey y echando mano de liberalidades franquistas. Dios nos libre de ganarnos el sustento en contra de nuestros principios. Pero el que paga, manda . Esto es lo único que sabemos ciertamente y todo lo que necesitamos saber.

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