Luis Miranda - Verso suelto
Eliminar las tareas
No es que se quiera proteger a los niños, es que se quiere infantilizar a la sociedad con cuentos de hadas sin problemas
El otro día por fin entendí lo que está pasando, cuando Pablo Iglesias soltó una perla de su programa que tiene pinta de anecdótica, pero que bien vista puede ser la piedra angular: quitará los deberes -las tareas, que es como decimos en Córdoba- en la enseñanza primaria. Cuando él mande, hasta los 12 años los niños saldrán del colegio y se podrán entregar a jugar con las consolas, iniciarse en los programas de bragueta que llenan las tardes de las cadenas que a él lo han encumbrado y desactivar la creatividad y la imaginación delante de cualquier pantalla táctil. ¿Qué niño no daría un beso al ceñudo líder de la coleta si le promete que le quitará de encima la responsabilidad, si le asegura un camino en que el poder le protegerá de esos conceptos viejunos y engorrosos del deber, el trabajo, el sacrificio personal y el esfuerzo?
Con esta ocurrencia, recogida de los pedagogos modernos que piensan que la constancia y la tenacidad son nombres de bodegas, Pablo Iglesias quizá no se asegure del todo los votos de los chicos cuando sean mayores, pero sí que conecta con los padres y les enseña algo que muchos ya saben: que en la vida no hace falta poner empeño en las cosas, porque siempre habrá algún político que diga que en realidad todo el mundo tiene derecho a todo, y que de todas formas el que hinca codos y tiene talento para abrirse paso acabará detrás de aquel mediocre con un poco de labia, una buena agenda y los amigos en los sitios adecuados.
No es que algunos quieran proteger a los niños y mantenerlos en una burbuja de algodón dulce sin problemas, sino que más bien se quiere infantilizar a toda la sociedad, anestesiarla con un cuento de hadas sin problemas ni sacrificios donde ellos, cuando manden, arreglarán los problemas con la varita mágica. No hace mucho dieron la clave sus chicos en el Ayuntamiento de Córdoba, que aparecen de vez en cuando para defender a los desheredados y mandar a Santa Rita al paro como abogada de causas perdidas. Según Ganemos Córdoba, la culpa de todos los males es de la Ley de Sostenibilidad, que aprobó el Gobierno central y que obliga a los Ayuntamientos a enjugar las deudas y no deja crear más organismos, entes y agencias con los que derrochar el dinero. Para ellos y alguno más de los que gobiernan la ciudad es la excusa perfecta: el cepo del malvado Rajoy que no les deja gastar el dinero como querrían, las restricciones que cortan el grifo que regaría estupendamente una tierra de la que después tienen que brotar votos, palmadas en la espalda y acaso alguna promoción interna en el partido.
Como pasa con los niños que querrían librarse de las tareas, también estos políticos sueñan con un líder, el suyo, que les quite las trabas de la aritmética y produzca el dinero como en una multicopista, porque las necesidades son muchas, lo que se quiere hacer muy grande y no serán las pólizas de crédito y los tipos de interés de los bancos los que impidan rescatar a la gente. Después de todo, también ellos quieren que se les quiten asignaturas: se libraron del yugo de la lengua para maltratarla con palabros delirantes, catearon en ética para banquetear con Pedro Sánchez con dinero público, desconocen la historia que cuenta qué les pasó a los que contrajeron demasiadas deudas y tampoco hacen caso a las matemáticas tiranas que al restar lo que se gasta a lo que se ingresa da una cifra del color de una cara avergonzada.