RELIGIÓN

Conventos en Córdoba, las almas que velan la vida contemplativa

Doce órdenes monásticas femeninas tienen implantación en la Diócesis, donde hay más de treinta conventos

Religiosas jerónimas en el monasterio de Santa Marta VALERIO MERINO

R. AGUILAR

EL anuncio del cierre del convento de Santa Isabel, situado junto a la parroquia de Santa Marina, ha avivado el debate acerca de la salud de la vida consagrada en la provincia, maltrecho desde hace años por un problema que persiste: la falta de vocaciones. La baja del monasterio de las clarisas no ha de conducir a la alarma, pues el número de conventos, comunidades y de religiosas se mantiene estable desde hace décadas. «No ha habido muchas variaciones en tiempos recientes», recalca el delegado diocesano para la Vida Consagrada, Alberto José González Chaves. El sacerdote añade: «A pesar de la escasez vocacional y de los cambios sociológicos, los monasterios se mantienen, en gran parte por la incorporación de postulantas de origen extranjero. Por eso afrontamos el futuro con ánimo aunque pueda haber momentos bajos», precisa González Chaves.

La radiografía de los institutos femeninos de vida contemplativa en la Diócesis prueba que no estas comunidades no están inmersas en una crisis. O al menos no más aguda de la que llevan padeciendo en el último medio siglo, en el que la foto fija no ha cambiado de un modo sustancial. Los números son los siguientes: doce órdenes religiosas de mujeres dedicadas a la clausura tienen implantación en Córdoba en la actualidad y se cuentan 31 conventos y 239 religiosas. La mayoría de los monasterios se encuentran en la capital, si bien la presencia de estas comunidades es también fuerte en localidades como Cabra, Baena o Montilla.

La orden más numerosa es la de las Carmelitas Descalzas, con 43 monjas

La orden más numerosa es la de las Carmelitas Descalzas, que cuenta con 43 monjas repartidas en cinco conventos, uno de ellos en la ciudad (siete religiosas) y uno en Hornachuelos (18), a los que hay que sumar los de Lucena (5), Aguilar de la Frontera (8) y Bujalance (6). El segundo grupo más numeroso es de las Concepcionistas, con dos sedes —una en Montilla y otra en Hinojosa del Duque— con 18 personas en cada una de ellas. Les siguen las Dominicas, que suman 24 monjas entre el convento de Santa María de Gracia (15), situado junto al Hospital Reina Sofía, y el de Baena (9).

Las Esclavas del Santísimo Sacramento y María Inmaculada agrupan a 15 monjas en un único monasterio emplazado en Córdoba, las mismas que las Agustinas Recoletas, solo que ellas en dos casas, una en Lucena (10) y otra en Cabra (5). Las Salesas aportan 12 religiosas en el monasterio de la Visitación de Santa María de Córdoba capital.Las Carmelitas de la Antigua observancia, por su parte, cuentan con siete monjas, todas ellas residentes en el monasterio del Sagrado Corazón y Beato Tito Brandsma. Y con seis componentes se nutre la comunidad del convento de San José del Oasis de Jesús Sacerdote, enclavado en el término municipal de Espiel.

«Una media de edad elevada»

Queda claro que la salud de la vida consagrada femenina no es mala por más que quienes la protagonizan tengan una edad elevada —la media supera los 55 años—. Mas es preciso no perder de vista los riesgos a los que se enfrentan los monasterios de clausura en la provincia. La baja del convento de Santa Isabel se suma a la que causaron en décadas recientes los de Santa María de Gracia y del Corpus Christi, ambos de dominicas, pero con la salvedad de que estas dos instituciones acabaron por fusionarse en el nuevo monasterio de Santa María de Gracia, aledaño al Hospital Reina Sofía, en 1992.

Los monasterios de las jerónimas y del Císter están escasos de efectivos

Hay que remontarse a la ocupación francesa y a la desamortización decimonónica para tener noticia de cierre de conventos; entre las instituciones desaparecidas en ese periodo de la Historia de España se contaron los de Jesús Crucificado, Santa Clara y la Concepción. Como recordaba el periodista Jesús Cabrera en un artículo publicado en ABC el pasado lunes, «hace casi medio siglo que la ciudad no vivía el cierre de un convento». Las Jerónimas de Santa Marta y las hermanas del Císter en Córdoba conocen ahora momentos delicados por la falta de efectivos.

Por su parte, el delegado del Obispo para esta división de la Iglesia en Córdoba mira hacia delante y destaca que las características que priman en ella son «la vida de oración, la fraternidad y el trabajo», todo ello marcado por un afán de mantener «un equilibrio entre las horas de trabajo y la oración y entre la formación y el descanso». Alberto González Chaves recuerda además que las abadesas o prioras tienen un grado importante de autonomía sobre las comunidades que se encuentran bajo su responsabilidad, «pero todas están bajo la jurisdicción del obispo, que tiene encomendado por la Santa Sede el cometido de atender sus necesidades».

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