El Norte del Sur

El efecto Quirón

En Córdoba hay ahora codazos por demostrar que como en el hospital en el que uno trabaja no se está en ningún sitio

Un hombre contempla el hospìtal de Quirón en Córdoba VALERIO MERINO
Rafael Aguilar

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PARECÍA que la cosa nunca iba a pasar de las maquetas. Hace algo más de una década, cuando a la crisis no había asomado por el horizonte, los políticos fabulaban con frecuencia con la consolidación de un polo sanitario privado en Córdoba . Eran los tiempos en los que la megalomanía había adquirido la cualidad de una moneda de cambio: lo mismo servía para que un teniente de alcalde se apostara en la Ribera y señalara altivo con el dedo el sitio exacto en el que tenía ya pensado encargarle a un arquitecto galáctico un centro de congresos que para que, una semana después, convocara una rueda de prensa en un solar olvidado de El Tablero o de Fátima para prometerles a los ciudadanos, convocados en breve a pasar por las urnas, que allí mismo iba a haber en menos de nada un centro asistencial de alta tecnología. El batacazo económico puso las cosas en su sitio: sucedió que reputadas empresas locales venidas a menos se vieron obligadas a anunciar que desistían de llevar a cabo sus proyectos sanitarios y hasta el sector público -el Reina Sofía en concreto- tuvo que sacarse de la manga el término « reprogramación » para explicar lo que nadie entendía, a saber, que su ambicioso Plan de Modernización Integral se quedaría en muchísimo menos de lo que preveía la Junta de Andalucía cuando lo lanzó hace ya va para una década.

Entonces falló el dinero, el «cash», pero la materia prima seguía ahí: el talento creciente de cientos, miles de profesionales; el influjo y la fuerza de referencia del hospital de cabecera del Servicio Andaluz de Salud (SAS) en la provincia; la certeza de que no tardaría en llegar el día en el que lo que había sido un sueño pudiera convertirse en realidad; y el empuje de no pocos pequeños empresarios que contra viento y marea lograron mantener a flote y hasta darle vigor a una actividad privada que pronto se convirtió en la punta de lanza de un sector zarandeado también por el ciclo financiero a la baja. No hay más que fijarse, por ejemplo, en el Hospital Oftalmológico de La Arruzafa , que cumple ahora veinticinco años desde su nacimiento y al que no le faltan planes de expansión y de mejora de sus servicios.

Pero quedaba algo tangible de más alcance que le diera carta de naturaleza a la vanguardia sanitaria de la ciudad fuera del paraguas de la Administración : ahí está ya el espléndido hospital de Quirón de la avenida del Aeropuerto que ha empezado a funcionar esta misma semana. Cuarto hospital de capital privado de Córdoba tras el de la Cruz Roja , el de San Juan de Dios y el ya citado de especialización en las patologías de la vista, el recinto recién inaugurado ha venido a sacudir el ámbito profesional en el que opera: en los mismos días en los que Quirón recibía a sus primeros pacientes la Cruz Roja anunciaba el nombramiento de un nuevo director médico y el Reina Sofía sacaba pecho con los trasplantes. La competencia, ya está escrito, pone a la vista lo mejor y lo peor de cada cual. Por lo pronto hay codazos en varios kilómetros a la redonda por demostrar que como en el hospital en el que uno trabaja no se está en ningún lado.

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