COSMOPOÉTICA

Eduardo Mendoza: «Esta es una profesión de vagos; al que no sea vago Dios no le ha llamado a este camino»

El novelista confiesa en Córdoba no haber escrito un verso por su «respeto y temor» por la poesía

Eduardo Mendoza, con María José Martínez, en su participación en Cosmopoética en Córdoba Valerio Merino

Luis Miranda

Eduardo Mendoza llega a Cosmopoética , con «El rey recibe» todavía caliente de la imprenta. «Una cosa que siempre he dicho, no con orgullo pero sí con satisfacción, que nunca en mi vida he escrito un verso», confiesa el escritor barcelonés , que insiste en «el respeto y el temor» que siente por el género. «La poesía es una cosa tan importante que sólo hay que meterse cuando hay un convencimiento de que hay algo digno de contar. En cambio, en las novelas, aunque no haya nada que contar, uno va largando y a alguien le interesará; la poesía es una cosa muy seria», cuenta el escritor con el tono entre serio y de fino humor que muestra en sus novelas.

No ha escrito un verso, pero insiste este lunes en que lo importante es la palabra , y de que «la palabra, de alguna manera, es más importante que lo que uno quiere contar». Por eso cuando le preguntan para quién escribe, dice que escribe «para la palabra, que es quien tendrá que viajar y llevar lo que sea al lector, que es la clave». ¿Y le ha marcado algún poeta? No uno, sino muchos. «Los poetas y la poesía han marcado mi vida. También los novelistas, pero la poesía la marca a otro nivel. No se trata tanto de leerla, que es una etapa; también está recordarla , aprenderla y recordar un verso en un momento, y el que no vive eso se ha perdido una parte importante de la vida», dice el autor de « La verdad sobre el caso Salvota », editado por un poeta, por Pere Gimferrer .

Humor y desconcierto

La conversación le lleva al humor , uno de sus rasgos: «Ya no sé para qué me sirve. Lo que no creo es que pueda explicar el mundo ni explicármelo a mí mismo, porque cada vez me resulta más desconcertante . Para explicar mi desconcierto, sí, para otra cosa no». Las historias y los personajes de Eduardo Mendoza pueden ser insólitos o disparatados, pero se percibe algo de piedad. El escritor agradece que se note la compasión con que los trata. «Es fundamental entender, y entender es sentir compasión por los personajes. No por todos; hay algunos a los que juzgar con severidad, pero incluso los peores merecen de momento respeto y si se puede hasta un poquito de compasión».

Cuando se le pregunta por si liturgia para escribir se lo vuelte a tomar con humor: «Podríamos escribir en cualquier parte, lo que pasa es nos da vergüenza que nos vean zascandilear y dedicar muchas horas al día para sacar una paginita llena de tachaduras ». Pero es así, porque «es una profesión de vagos , y el que no sea vago que no se dedique a esto, porque Dios no le ha llamado por este camino». «Este oficio es para los que nos gusta levantarnos tarde, desayunar, café, periódico y crucigrama», resume.

«Cuando me preguntan digo que escribo para la palabra, que es quien tendrá que viajar y llevar lo que sea al lector»

Habrá algunos más trabajadores, «pero serán más periodistas , porque un novelista de verdad es un vago de siete suelas». Y se siente aliviado cuando ve que otros escritores cuentan que pasan las horas mirando por la ventana . ¿Las musas le ponen a trabajar? «Nunca me he encontrado con ninguna, sino que hay que picar piedra», resume. Eduardo Mendoza insiste en que para escribir «hay que hacerlo mal , y después se hace bien. Si no, no sale».

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