PATIOS DE CÓRDOBA 2O20
Don doméstico por vía materna
Araceli López construyó una casa en el 2 de Martín de Roa, en San Basilio, para seguir conviviendo con sus dos hijas, con las que cuida otro patio en el barrio
¿ES la fiesta de los patios de Córdoba un matriarcado? ¿Qué papel juegan las familias en el mantenimiento de la tradición? Las preguntas están en la mente durante la conversación con Araceli López, que es la propietaria de no una sino de dos inmuebles con espacios comunes al aire libre en el Alcázar Viejo . «Nosotros hicimos en el año 2004 lo que hacían las familias desde hacía décadas: construirnos una casa para vivir todos juntos», defiende la dueña del número 2 de Martín de Roa , muy cerca del sitio exacto en el que el escultor Belmonte colocó la estatua del abuelo que alza a un niño en una escalera para que riegue las macetas, y del 40 de la calle San Basilio , conocido popularmente como «el patio de la costurera».
Noticias relacionadas
Araceli, que era vecina del Alcázar Viejo desde hacía treinta y cinco años, compró en 2004 el 2 de Martín de Roa para hacer en él una casa con tres viviendas independientes: una para ella y otras tantas para cada una de sus dos hijas. «La construcción original estaba adosada a la muralla y como se encontraba en muy mal estado no era posible restaurarla, así que hicimos una nueva», indica la mujer. La diferencia con el inmueble original es que la actual está separada de la muralla por unos metros, y ese espacio es justo el que quedó libre para montar un patio que empezó a entrar en el certamen municipal en 2005. «Ese mismo año nos dieron el segundo premio. Creo que gustó mucho que el nuestro fuera casi el único patio de Córdoba en el que está tan a la vista la muralla», comenta la vecina.
Variedad floral
La variedad floral de la estancia al aire libre, que se mantiene a pesar de que esta temporada no hay festival, está ideada para que vaya en consonancia con el carácter moderno de la casa. «Aunque tenemos plantas autóctonas también nos ocupamos de que haya algunas variedades que no son propias de Córdoba, como por ejemplo la Medinilla Magnífica , o como la esparraguera, que da gusto ver cómo trepa por la muralla», explica Araceli. Otro elemento floral característico del enclave es el rincón de los helechos, que aprovecha una zona de sombra, y en la que hay hasta diez tipos diferentes de esta especie.
En verdad que la casa número 2 de Martín de Roa llama la atención por el hecho de que uno de los límites de su patio no sea una pared al uso ni un tabique que lo separe de las habitaciones interiores, sino porque el límite entre el espacio privado, aunque sea al aire libre, y el exterior tenga la robustez anciana y hasta inmemorial de la muralla de la ciudad. ¿Cómo es vivir en contacto con una pieza arqueológica así? ¿Se acostumbra uno a domesticarlo, a hacerlo parte de la vivienda sin tener una cierta sensación de privilegio? La respuesta la esboza uno de los jóvenes de la tercera generación de la familia de Araceli López, que hace de cicerone por el inmueble: «A todo se hace el cuerpo, por mucho que sepas que muy normal tampoco es que sea o que en todas las casas no hay algo así», explica el muchacho, que no falta a los almuerzos dominicales que su abuela prepara en el patio. «Aquí hay intimidad, cada uno tiene su sitio, pero también hay un lugar de reunión, de compartir las cosas y las experiencias. Eso es lo bonito, ¿no?», tercia la dueña.
«Aquí hay intimidad, pero también lugar para la reunión», afirma Araceli López en Martín de Roa, 2
Si las medidas del estado de alarma por la crisis del coronavirus no ponen ya obstáculo para el desplazamiento a una segunda residencia dentro de la misma provincia tampoco establecen limitación alguna para que un ciudadano vaya a su vivienda no habitual dentro del mismo barrio en el que está en la que pernocta habitualmente. A ese derecho inalienable se acoge Araceli López cuando hace el traslado desde el 2 de Martín de Roa al 40 de San Basilio, donde monta otro patio con la ayuda de su familia. De sus dos hijas en concreto. «Este patio sí que es de arquitectura antigua y le hemos hecho los arreglos y las reformas estrictamente necesarias. Por respeto a su historia, porque es uno de los más antiguos y representativos de San Basilio, y en el que llegaron a vivir siete familias juntas», dice la mujer. «En ‘el patio de la costurera’, como le llamamos nosotros, priman las plantas de sol y aquí colocamos más especies autóctonas que en el Martín de Roa, y abundan las gitanillas , los geranios , la dama de noche y el jazmín », añade quien es muy consciente de que ella y sus hijas son uno de los pilares que mantiene viva la tradición popular de los patios. «Somos unos enamorados de ellos», suscribe. Y ahora, con la que está cayendo, no les fallan.
El esmero que ponen en cada detalle del patio es tanto como el que vuelcan en el cuidado de cada una de las cuatro habitaciones del alojamiento turístico con encanto con el que exprimen el tirón turístico de la casa. Así dice el reclamo comercial de la web de las habitaciones —que llevan por nombre Gris, Malaquita, Terracota yAzul—: «Se trata de un lugar bonito y con encanto en el centro del casco histórico de Córdoba, lindando con la judería, donde se dan de la mano tradición, arte, y cultura: es el sitio ideal para una escapada, de quien sepa apreciar lo que vale encontrar en un mismo sitio la Córdoba que fue y la ciudad que es ahora». Y añade: «Porque para descansar bonito no vale cualquier cosa, ni cualquier sitio». Y San Basilio, o el Alcázar Viejo, no es ni mucho menos cualquier sitio.