PRETÉRITO IMPERFECTO
El doble cambio
Si difícil ha sido el vuelco electoral, echar a andar la súpermaquinaria del «régimen» será épico

El peronismo de Susana Díaz se estrelló con el hartazgo silente que latía en todos los caladeros electorales. Su matriarcado político sobre los «desvalidos» andaluces, la arrogante soberbia del poder ciego y una horrenda estrategia final de campaña evidenciaron, con los ... peores resultados, lo que muchas veces se ha insinuado y el tiempo ha constatado: su falta real de talla política . Y el doctor «cum fraude» Pedro Sánchez puso el resto en su carrera meteórica desde la moción de censura hasta nuestros días para que el castigo de las urnas aflorase el 2 de diciembre . Desde el falcon a negociar unos presupuestos con los reos secesionistas. Desde Alsasua a sus juegos con la inmigración, desde el Consejo de Ministros con sociedades opacas a su tesis doctoral... Ambos, enemigos y correligionarios, pueden repartirse ahora el honor de haber hundido el Titanic socialista andaluz .
Los primeros trabajos de campo demoscópico ya habían detectado en precampaña un anhelo transversal de cambio que llegaba hasta el treinta por ciento de los propios votantes socialistas - abstención y papeletas con el nombre de Susana tachado - y empezaba a salpicar de lleno a simpatizantes de Podemos descontentos con el más que presumible apoyo de Adelante Andalucía al PSOE de los ERE o los puticlub . De ahí que alguno ya plantease la contienda como un referéndum contra el «régimen». Los resultados posteriores ya los conocen, y la irrupción de Vox no ha sido más que la analogía de lo ocurrido con la extrema izquierda de Pablo Iglesias por la crisis: comisionistas del descontento por todos los lares del espectro político . Un negocio exprés electoral populista. La diferencia es que muchos de aquellos votantes podemitas han descubierto ahora la farsa y han multiplicado su enfado buscando severas respuestas en las urnas al doble discurso del bolivariano de lujo , incluso votando a la formación de Abascal. Iglesias fue uno de los grandes derrotados del 2-D y raudo acudió a tapar tal despropósito llamando a las algaradas callejeras contra, paradójicamente, el fascismo.
Repasando los sondeos, que no fallan del todo por muy mala fama que tengan -hasta Tezanos en el CIS detectó que un 60 por ciento de los andaluces quería un cambio , como así ha sido-, la única expectativa cumplida fue la de PP y Ciudadanos que, aunque oscilaron en cuanto al respaldo que iban a obtener, apenas variaron del promedio de escaños que una veintena de encuestas les proporcionaban. He aquí, por tanto, cómo el deseo de cambiar cristalizó en tres formaciones del ala conservadora y se aupó en el castigo a Susana Díaz y el cónclave podemita de Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo. Porque no olvidemos que las elecciones nunca se ganan, sino que se pierden . Ésa ha sido la primera llave del cambio que aún tiene que ajustarse en la cerradura de los acuerdos y que abre una legislatura muy compleja donde, al menos, la negociación y el diálogo van a ser permanentes y podremos omitir los teatrillos de cada miércoles en la Cámara al modo Álvarez Quintero con Susana guionizando el peronismo y los «agradaores» haciendo palmas sordas.
Resta una segunda llave más determinante y que atañe a la superestructura de la Junta de Andalucía. Cerca de 270.000 empleos, unos nueve mil puestos a dedo , conforman una maquinaria que PP y Cs, si finalmente cuaja su acuerdo con el apoyo de Vox, tendrán que engrasar y echar a andar para que el verdadero cambio se materialice en nuevas políticas que lleguen a la calle e impulsen a Andalucía; lo cual, me temo, va a ser una empresa épica, por cuanto 37 años de «régimen» dan para solidificar unos profundos cimientos capaces de paralizarlo todo. Gobernar no es opositar. Por el momento, ambos partidos buscan infantería para una larga batalla.
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