HISTORIA
La disputa por la construcción del crucero de la Catedral, este martes en «El Templo de Córdoba»
El historiador y escritor José Calvo Poyato abordará un controvertido episodio que enfrentó al poder civil y al religioso
¿Imaginan que la constucción de una obra supusiera, para sus ejecutores, tener que elegir entre la pena de muerte o la excomunión ? Esta fue la disyuntiva extrema en la que derivó el controvertido enfrentamiento entre el Cabildo Catedralicio y el Concejo municipal allá por 1521, cuando el entonces obispo de la ciudad, Alonso Manrique, decidió levantar un crucero y un coro en la Catedral cordobesa.
Los detalles de la enconada disputa entre poder civil y religioso serán abordados el próximo 2 de abril , en el Círculo de la Amistad (20.00 horas), por el historiador y escritor José Calvo Poyato , bajo el título «Cabildo vs Cabildo» , en el marco del ciclo de conferencias de ABC Córdoba «El Templo de Córdoba» , que se celebrará hasta el 5 de junio de 2019 con nueve ponencias.
Según apunta el experto, la razón por la que Monseñor Manrique planteó la construcción del polémico crucero y coro fue «porque consideraba que la ubicación de la capilla mayor, el corazón del templo cristiano, no podía situarse en una esquina ».
Al tener noticias del proyecto, el Concejo municipal, presidido por Luis de la Cerda , remitió un recado al obispo ordenando su paralización, al cuál el prelado hizo caso omiso. «Fue entonces cuando se desencadenó una tensa situación entre ambos, que no dudaron en utilizar duras armas para conseguir su objetivo», apunta Calvo Poyato.
En un principio, el obispo no contó con el apoyo canónigo, pero después consiguió que refrendara su proyecto. De la Cerda atacó publicando un bando en el que amenazaba con la pena de muerte a todo aquel obrero que participase en las obras ; la respuesta del Cabildo fue contratacar con la advertencia de la excomunión, «algo que en el siglo XVI era terrible, ya que no se podían recibir los sacramentos», explica el ponente.
Casi un siglo de obras
Finalmente, el Rey, Carlos I, resolvió la disputa a favor de que prosiguieran las obras, trabajos que, por otro lado, «no se detuvieron en ningún momento» , explica Calvo Poyato.
Esta intervención en la Mezquita no solo generó polémica en el momento de las obras (que duraron casi un siglo, 84 años ), sino que su conveniencia se ha discutido a lo largo del tiempo. Se cuenta [hay quien cuestiona la verdacidad de estas palabras] que el propio Carlos I, tras visitar las obras en 1526, pronunció la frase: «Habéis destruido lo que era único en el mundo, y habéis puesto en su lugar lo que se puede ver en todas partes».
A posteriori, durante los últimos tiempos del franquismo, incluso se planteó llevar a cabo una obra faraónica para sacar el templo cristiano de la Mezquita , iniciativa que, finalmente, fue descartada.