José Javier Amoros - PASAR EL RATO
Dinero, poder y cariño
En Córdoba, el PP busca con entusiasmo nuevo presidente para que nada cambie
No escribir hoy del PP sería una falta de respeto, como si nos negáramos a reconocer los esfuerzos que está haciendo por desaparecer como partido . Un ambiente de tanta miseria moral en la política española actualiza estos versos de Quevedo: «Miré los muros de la patria mía, / si un tiempo fuertes, ya desmoronados… / Y no hallé cosa en que poner los ojos / que no fuese recuerdo de la muerte».
El gobierno del PP ha dedicado los trabajos y los días, con éxito, a la recuperación económica de España. Simultáneamente, miembros del PP ponían todo su empeño político en la ascensión económica de sus familias , con éxito también. Como los Pujol, pero con una visión más amplia del Estado. Sorprende que quede un solo euro para la bolsa común, si están casi todos en las faltriqueras particulares. Se trata, al cabo, del protagonismo del dinero , aunque con visiones y finalidades distintas y de muy diferente moralidad. De tanto hacer números, se acaba subordinando la ideología al presupuesto, y no cuentan más valores que los valores en cuenta. Para los desahogados de conciencia financiera, la perspectiva moral es un refugio para pobres, de espíritu o de nómina. Con el dinero pasa lo que decía Amiel de la ironía, que sirve para todo y no basta para nada . Pero ningún corrupto lee a Amiel. No le resulta rentable.
El PP va avanzando en el camino hacia la nada política mediante sucesivas degeneraciones doctrinales , ignoradas o consentidas. Es difícil aceptar sin resistencia que nadie sospechaba nada, nadie veía nada, nadie sabía nada, nadie podía hacer nada para evitarlo. Admirable ingenuidad la de un partido al que se le ha encomendado gobernar. No es elegante generalizar, no. Casi todos los miembros del PP son honrados , justo es reconocerlo así; aunque muy diligentes no parecen. La virtud les vendrá bien para alcanzar la vida eterna, pero quizá no les baste para volver a ganar unas elecciones. Ya no le quedan al PP moderno ideales que ofrecer a sus votantes . Los ha sustituido por el dinero de la recuperación. Le está ocurriendo lo que decía Oscar Wilde del cínico: que conoce el precio de todo y el valor de nada. Rajoy se ha convertido en un contable de visera y manguitos, más ingenioso, pero al que no se le puede pedir sensibilidad filosófica . Estas son mis cuentas, estos son mis poderes. Los principios, después de los impuestos. Hay que ahorrar más para que la Generalitat pueda gastar más. En eso consiste el libro de aforismos del maestro de la derecha vergonzante.
Mientras, en la Córdoba lejana e inocente el PP se entrega con entusiasmo a la tarea de buscar nuevo presidente provincial, para que nada cambie. El candidato considerado oficialista alardea de avales, los recoge a puñados como billetes de amor. «Me siento abrumado de tanto cariño», ha escrito, en la línea intelectual de Isabel Preysler . Mezclar política y cariño es una contradicción parecida a la que vio el malvado Unamuno entre pensamiento y navarro, a propósito de la cabecera de aquel periódico de mi tierra, El Pensamiento Navarro, que cerró en 1981. Don Miguel era un visionario, y podría estar anticipando a la actual jefa del gobierno de Navarra y a esa joya de la inteligencia foral que es la presidenta de su Parlamento.
Lo que nunca podremos perdonarle al PP es que haya dado motivos para engallarse a un individuo como Pablo Iglesias , que en una sociedad con cierto nivel de refinamiento y exigencia tendría dificultades para aprobar el bachillerato.