Pretérito imperfecto

La 'desproporción' cordobesa

No hay gran proyecto en Córdoba que no dure menos de diez años desde que se idea hasta que se termina sin saber si servirá

Una de las visitas realizadas a las obras del Centro de Ferias y Convenciones de Córdoba Valerio Merino
Francisco Poyato

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Cuentan que el arquitecto Rafael De-La Hoz padre , haciendo una selección de becarios detectó entre sus aspirantes cordobeses una proporción diferente a la que imperaba de forma histórica, la llamada proporción áurea. La relación entre el radio circunscrito en un octógono , y un lado de éste (1,3). La proporción cordobesa que luego halló deliberadamente en todo monumento de la ciudad que se terciara y hasta en obras pictóricas. En la dimensión humana y la dimensión divina. En la Mezquita o la Malmuerta . En Santa Marina o en la torre de San Nicolás , o en una plaza cualquiera... Una manera de combatir los axiomas de la historia arquitectónica con acento propio. Al cabo de los años, ese modo tan particular de medir el espacio ha traspasado dimensión hasta alcanzar al propio tiempo y fijando una singular ‘desproporción’ cordobesa en la materia que tanto nos desconsuela a los humanos, y que tanto nos desespera a los que vivimos aquí.

No hay gran proyecto en Córdoba que no dure menos de diez años desde que se idea, se filtra, se cuenta mal, se acuerda, se torpedea, se lleva al papel, se vuelve a filtrar, se pasea por todos los despachos posibles, se agita en la batidora política, se orea de nuevo en la calle, se introduce en el agujero negro de la contratación, se adjudica, se cuenta bien y se merma; se inicia; se para unas dos o tres veces; se termina y empieza a funcionar sino es que se acaba cerrando por falta de recursos para que sirva de algo ... Desconozco si sería posible formular una serie de ecuaciones, raíces cuadradas, vectores o algoritmos -ahora que están de moda- para aquilatar todos esa ‘desproporción’ que ayuda a explicar por qué en otras ciudades los e quipamientos y actuaciones trascendentales se materializan en un tiempo razonable, y aquí, rompen cualquier lógica para traspasar la barrera del sonido y la desesperación.

El Ayuntamiento ha terminado el Centro de Exposiciones, Ferias y Convenciones . ¡¡Albricias!¡ No creíamos ya que fuese a suceder, pero Bellido ha sido capaz de enterrar 21 años (digo bien) de auténtico desasosiego y ridículo de una ciudad que fantaseó con un holandés errante en Miraflores para hacer un gran icono mundial allá por 2001 y que en 2022 ha terminado una obra que sacaba brillo al activo tóxico de Cajasur en su balance como solución práctica a una necesidad real en Córdoba, aspirante en todas las quinielas y ránking a albergar turismo de congresos. Aquel chiste de Koolhaas nos costó más de 10 millones de euros donde hoy hay un terrizo para aparcar. Luego vino el viraje al Parque Joyero y la conversión del pabellón maldito en uno de los espacios más versátiles hoy para ferias, convenciones, conciertos, espectáculos de gran calibre... Casi 20 millones de euros , quiebras y crisis de materiales aparte. Siete años después. Una factura demasiado cara siempre. Y así, midan cualquier otro proyecto con esta particular ‘desproporción’ cordobesa.

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